LA ENERGÍA DE LOS ÁRBOLES

 

Existen varias maneras de recoger la energía de los árboles:

1. A través de la emanación áurica del árbol: Su extensión es más o menos grande según las características de cada árbol y su situación ambiental. Bastará penetrar en su radio de acción. Este tipo de energía se absorbe con el simple hecho de pasear por un bosque y podemos aumentar su captación conscientemente, regulando nuestra respiración a un ritmo tranquilo y algo profundo.
En la práctica, esto lo podemos hacer de la siguiente manera:
Camina entre árboles y escoge alguno que te llame la atención. Acércate a él, obsérvalo y capta su energía. No trates de analizarlo mentalmente o de establecer un vínculo emocional. Sólo procura captar su vibración.
Tócalo al mismo tiempo que cierras los ojos, con tu mano izquierda. Reconoce su fuerza y su influencia en el entorno. Observa si es un árbol solitario o un pastor de árboles que tiene influencia sobre el colectivo. Capta si su energía es curativa, o si es protectora y amorosa, o si es sabia, o si es imponente en todo ese territorio o de cualquier otro tipo. Acepta esa energía sin más y pregúntate si deseas recargarte a ti mismo con esa fuerza.
Establece contacto con la energía del árbol mediante tu corazón energético. Vacía tu ruido interno, fluye en el amor y escucha al árbol. Capta su espíritu. Preséntate con tu nombre y entra en un espacio donde la comunicación es energética y no sonora. Puedes pedir consejo sobre cualquier situación que necesites, cargarte de energía, relajarte o aceptar su sabiduría.
Escucha la energía en tu corazón, da las gracias, levántate y despídete poniendo tu mano derecha sobre su tronco.

2. En contacto directo con el árbol, utilizando las manos: A través de ellas podemos realizar una captación más consciente, son una zona muy sensible a la emisión y captación vibratoria ya que en la palma existen varios puntos de entrada y salida de energía. La posición más conveniente es la de seguir las grietas o fisuras de la corteza en el sentido que las presenta el árbol.

3. En contacto directo con el árbol, utilizando la espalda: La parte central de la espalda, recorriendo la columna vertebral, se encuentra el canal energético principal del cuerpo. Apoyando esta zona en el tronco del árbol absorberemos la energía que emana.

Desde la antigüedad ya se sabía que cada árbol alberga un espíritu que le confiere una fuerza determinada, una energía que le da un poder genuino y exclusivo según a la clase que pertenezca.
En ocasiones podemos buscar la fuerza del árbol para mitigar el dolor de una enfermedad, para superar las preocupaciones, o simplemente para conseguir alcanzar nuestro propio equilibrio. Este intercambio energético no afecta negativamente al árbol, ya que éste las transmite a la Madre Tierra y ésta las transmuta completamente.

En las técnicas orientales, como el chi-kung, hay una postura que se llama “abrazar el árbol”. Esta posición estática alinea todos los huesos del modo más eficaz posible.
Buddha se iluminó bajo una higuera. A los cátaros les gustaban las acacias. Los Druidas preferían la fuerza masculina del roble para usar su sabiduría. Los jóvenes enamorados buscaban el tilo para confiar sus intimidades amorosas porque representaba el vigor de Venus.
De cualquier modo, existen diferentes clases de árboles y es un ejercicio interesante conocer las diferentes energías que fluyen a través de ellos. Una buena forma de hacerlo es abrazándolos al mismo tiempo que nos hacemos uno con él.

Fuente: La Magia de los Árboles.