BOTICA DE LA BRUJA MAGIA RITUALES WICCA ☽✪☾
Ritual especial para esta Luna Llena del 24 de Diciembre de 2015.
RITUAL PARA CONECTAR CON NUESTROS ANCESTROS.
Como es la última luna llena del 2015 y es especial porque hace 34 años, creo, que no se daba una luna llena el 24 de Diciembre… os “regalo” un ritual especial. Para una noche especial. Igual muchos ya lo sabéis, pero eso no quita que sea un ritual especial para hacer en momentos especiales, no sólo en esta luna llena. Es el Ritual para conectar con nuestros ancestros.
Necesitamos:
– Imagen que nos una a nuestros ancestros: de un familiar, de una cultura antigua (Celta, Egipcia, Griega…). Podemos saberlo por un sueño o regresión. Sino, dejémonos llevar por lo que nos gusta. Sin más.
– Música relacionada con la imagen que vamos a poner.
– Vela dorada.
Limpiamos el espacio, abrimos el círculo, levantamos el pentáculo y colocamos la imagen y la vela en el centro del altar o delante nuestro. Ponemos la música, encendemos la vela delante de la imagen y meditamos unos minutos. En ese estado de meditación-recepción, dejaremos que nos invadan las imágenes, los sonidos, los sabores, lo olores que, probablemente, estarán relacionados con esos ancestros a los que estamos llamando.
Ésto nos ayudará a armonizar y sanar esa parte ancestral que quizás no somos capaces de entender. Dejaremos que la energía fluya para conectar con esa esencia ancestral, con nuestro linaje más antiguo.
Le daremos las gracias a la Madre Luna diciendo:
“Amada Madre Luna,
Tú que eres mi faro en la oscuridad de la noche,
Tú que eres esa inmensa luz de plata que todo lo integra,
Lleva mi reconocimiento profundo y sincero a todos mis ancestros.
Así sea, así es, hecho está”.
Una vez terminada la meditación, apuntaremos todo lo que hayamos recibido en una libreta. Apuntarlo nos ayudará a entender e integrar. A comprender por qué se nos ha mostrado. Igual tardamos un tiempo en entenderlo, pero lo terminaremos entendiendo porque “ellos” mismos se encargarán de que en algún momento crucial nos sea entendible.
No dejéis nunca de creer en la magia porque realmente existe…
© Morganna Barcelona.
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Los Druidas y los Celtas

Los celtas forman parte de una rama de indoeuropeos primitivos. Estos últimos constituían un tronco étnico ya poderoso hacia el tercer milenio a. C. en la región constituida actualmente por Irán, Afganistán y el norte de la India. Poseían una religión solar y un culto al fuego; se llamaban a sí mismos Aryas, hijos de Ar o Ram, el carnero solar, aquel que atraviesa las tinieblas y abre las murallas. Estos hijos del Sol se esforzaban por llevar a la práctica las cualidades del carnero solar: el sentido del sacrificio y el del debate contra las tinieblas.

Los indoeuropeos se expandieron en varias oleadas sucesivas; pueblos enteros partieron hacia poniente. Unos llegaron a España, lugar que los griegos identificaron con el Jardín de las Hespérides, fuente inagotable de conocimiento y de riqueza. Otros, los dorios, partieron hacia Grecia; otros, hacia los países nórdicos; otros, incluso, como los celtas y los germanos, continuaron su ruta hacia Occidente.

Durante el primer milenio a. C., la migración había, prácticamente, finalizado. Estos pueblos se mezclaron con los autóctonos, alimentándose de sus tradiciones e inculcándoles, a cambio, su propia espiritualidad. Los celtas eran, a la vez, pueblos guerreros y labradores. De este modo, conquistaron Europa.

Dos grandes universos van a dibujarse en esta Europa: el universo mediterráneo, amante del calor y del mundo sensible, y el universo del norte y del centro de Europa, envuelto en niebla, dotado de una gran imaginación, que se refleja en su arte geométrico, donde los ritmos y sonidos van a expresarse a través de ondas y espirales. El mundo del color (el sur), y el de sonido (el norte), se encuentran en el mundo celta, donde la geografía sagrada prohíbe la representación antropomórfica de la Divinidad. Solo se le podrá atribuir una máscara simbólica (solo se le podrá revestir de símbolos o de elementos simbólicos).

El dios Ogam u Ogmios, protector del conocimiento y de la elocuencia, proporcionará una escritura sagrada, llamada “ogámica”. Ogam está ligado a los magos. Gamma es la tercera letra del alfabeto griego (nombre de la antigua lengua indoeuropea), que, invertida, se convierte en Mag, palabra empleada por los iranios para designar a sus propios sabios. Esta palabra recuerda a aquellos que poseen el conocimiento del Fuego, y está relacionada con el poder del sonido. Cada uno de los signos de esta escritura estaba relacionado con la forma de una hoja de árbol, y esta hoja era una representación simbólica. El descubrimiento de estos conocimientos nos confirma la existencia de una civilización atada a la misma tradición, y que iba más allá de las fronteras geográficas o de la idea de nación. Fijada en clanes y federada en tribus, la sociedad celta participaba, al mismo tiempo, de una estructura fija y dinámica, que le permitía ser, a la vez, agrícola y guerrera.

¿Quiénes eran los druidas?

En la jerarquía social, los druidas eran los sacerdotes de los celtas. No formaban una casta hereditaria, dado que cualquiera podía iniciarse como druida.

Su enseñanza se componía de tres mandamientos:

  1. Obediencia a las leyes divinas. Siendo Dios considerado como inteligencia cósmica (los griegos hablaban de “Logos-Inteligencia”), esta obediencia presupone que existe en el hombre el principio de voluntad, característico de la Divinidad.
  2. Interés por el bienestar del medio social, es decir de la Humanidad y del clan. Esto exige una noción de amor, segunda característica de esta Divinidad con múltiples formas, que no puede ser representada.
  3. Asunción con valentía de todos los embates de la vida, es decir, ser estoicos, tener una filosofía de vida. Como la Historia lo ha demostrado, estos pueblos tuvieron una gran capacidad para aguantar el sufrimiento y enfrentarse a la adversidad. Para que esto sea posible, se necesita la inteligencia: para saber callarse cuando hace falta, para renunciar cuando hace falta y para actuar en el momento preciso.

La característica de esta Divinidad, que es al mismo tiempo una y triple, es estar dividida en tres, siguiendo las tres virtudes básicas: voluntad, amor e inteligencia. Estos tres “mandamientos” pueden vivirse individual o colectivamente, y están relacionados con los tres grados de sacerdocio.

Los tres grados de sacerdocio

El primer grado es el de los bardos, aquellos que tienen la inteligencia de saber vivir, de saber callarse y de saber hablar cuando hace falta.

Los bardos de la Edad Media son los que transmitieron los conocimientos haciendo circular las noticias. Son ellos, también, los que trabajaban con las leyes de la Naturaleza. El bardo es aquel que encuentra el ritmo de la prosa, en la lengua, en el verbo. Retomando el principio del ritmo, de la onda o de la ola, el bardo es aquel que puede combinar una ola, una onda vibrante de vida… crear las canciones, fundamento de todo pueblo. Cuando un pueblo deja de bailar o de cantar, abandonando los elementos que forman su propia etnia y su propia personalidad, es que está enfermo o casi muerto.

Los bardos tienen acceso a ciertas fuentes de conocimiento, y están inspirados por el ritmo divino de las estrellas. Sus túnicas son azules como el cielo; además, son astrónomos. El primer grado prepara para la aplicación del tercer mandamiento: enfrentarse a la vida tal y como se presenta y no buscar una felicidad o un paraíso inexistentes, pero saber transformarla gracias a la poesía, al canto, a la danza, es decir, con la vida, porque no se puede transformar la vida con otras cosas que no sean la vida misma, porque si no, la matamos.

El segundo grado: el ovate. Esta palabra está relacionada con una raíz celta que quiere decir “ovide”, ofidio, lo que la une a sus raíces indoeuropeas. La serpiente es símbolo de sabiduría; en la India, el maestro se llama Naga, serpiente, “aquel que conoce”. El ovate lleva la túnica verde, color de la vibración de la Naturaleza sobre nuestro planeta; el mar, fuente de vida, vibra en esta tonalidad correspondiente a la nota fa, la cuarta nota en la escala de siete.

El ovate no es todavía el druida, pero tiene la posibilidad de enseñar a la juventud, de dar esperanza y ánimo. Puede también aprender a utilizar las armas, llevar una espada y batirse, porque sabe cuándo y cómo hay que hacerlo. Si el bardo trabaja con la música profunda, aquella que encadena las ondas a través de espirales, el ovate trabaja sobre las ondas del pensamiento.

La tierra tiene movimientos que se propagan de forma sinusoidal, constituyendo su telurismo. Los ovates poseían la ciencia concerniente a las direcciones de las corrientes terrestres y sabían canalizar las energías ofrecidas por la Naturaleza. El ovate actúa como catalizador entre el mundo subterráneo y el mundo aéreo del pensamiento.

El tercer grado es el de druida. Esta palabra proviene de “Der”, en celta, que deriva de la raíz indoeuropea Deria, Dunia, Diria y también Viria. Der quiere decir “roble”. Este árbol canaliza una energía que le permite retorcerse sobre sí mismo.

Una de las funciones del druida es el corte del muérdago. Es realizada por tres personas, que encarnan los tres mandamientos: dos que aguantan, representando el amor y la inteligencia, y la tercera, que corta con la hoz de oro y que representa la voluntad. Esta última se apoya sobre los hombros derecho e izquierdo de sus dos compañeros. De este modo, puede penetrar en el árbol y cortar el muérdago, que es recogido por los dos hombres que le sujetan.

La hoz representa el poder de la Luna y de Saturno, símbolo del conocimiento y de la victoria sobre la muerte. El druida lleva una túnica blanca y canaliza las energías del cielo.

Los tres círculos de la cruz céltica

Así como la triple Ley rige una civilización, del mismo modo el universo está dividido en tres mundos:

  1. El Círculo de Keugant, círculo vacío donde ningún ser puede subsistir fuera de Dios. Mundo del espíritu o de los arquetipos, corresponde al agujero central de la Tabla Redonda. Es un todo espiritual, lo desconocido y lo invisible, el mundo donde nada puede caber porque ya está todo contenido. Las cruces celtas tienen como punto de partida un círculo vacío. Para los antiguos, que consideraban la materia en segundo lugar, según el orden de la emanación, el principio energético espiritual era el primero.
  2. El Círculo de Abred, círculo de la Fatalidad, del Destino inevitable, donde cada nueva existencia nace de la muerte. El hombre atraviesa este círculo; este último es la expansión del primero y de los cuatro brazos de la cruz traspasando el círculo. En realidad, esto nos presenta la rueda del dios Sucellus, dios del mazo, aquel que golpea, que ve el destino. Se encuentran círculos grabados ilustrando esta concepción desde el segundo milenio hasta la época merovingia. Es una cruz animada, que indica la posibilidad de realización del destino y no la fatalidad en su aspecto negativo. Los hindúes llaman a esto la ley del karma. Si se golpea, se recibe… Si se recibe, se golpea… Ley de causa y efecto, de acción y de reacción. Este círculo es nuestro mundo concreto; podríamos situar en él los planetas, el mundo de la manifestación y de la dualidad espacio-tiempo, representado por la cruz.
  3. El Círculo de Gwenved, o círculo de beatitud, es el círculo de la luz blanca, donde cada ser nace de la vida. Está representado por la corona de roble, que rodea la rueda de la manifestación como un caduceo. El círculo es la figura geométrica más perfecta, y este tercer mundo representa el entorno a la totalidad, la realización del ciclo.

Existen, pues, tres mundos:

  • El mundo espiritual o arquetípico.
  • Aquel de la fatalidad o del destino, un mundo en cruz, como el nuestro.
  • Aquel de la liberación para salir del juego de luces y sombras.

En la cruz celta se parte de un punto, centro del mundo y de un círculo que contiene todo. Es el mundo de Ginebra, florido y abierto, de la Naturaleza considerada como Sol. Para unir de nuevo estos dos elementos, está la cruz, los dos diámetros. De esta manera, esta cruz va a cobrar vida, dando nacimiento a la esvástica, que dará vueltas hacia la derecha y hacia la izquierda como doble espiral, doble onda que se extiende hacia arriba y hacia abajo. El movimiento de los brazos de esta cruz libera a la cruz de su círculo. Así, ella sale de este por necesidad, y es entonces cuando se puede construir y golpear el mundo con el martillo de Sucellus. Esto marca el límite del universo en cuanto a la forma, mientras que la Naturaleza le lleva a su expansión energética.

Este pueblo ha revitalizado Europa entre el 900 y el 300 a. C., en la época correspondiente astrológicamente a la era de Aries. Las fuerzas solares hacen irrupción en el Zodíaco. Este misterioso dios carnero con el cuerpo de serpiente es muy importante entre los celtas. La invasión de los galos al Monte Capitolio en Roma y a Delfos, marca el fin de su ciclo. Poco a poco, este mundo entra en decadencia. Pero quedaron algunos elementos: las rutas utilizadas por César, el arte de la metalurgia, un arte geométrico, un panteón y un gran conocimiento de las fuerzas de la Naturaleza.

Estos elementos se mantuvieron vivos hasta el año 819, fecha en la cual Louis le Débonnaire abolió una forma de cristianismo celta que había sobrevivido hasta entonces. La Edad Media lo conservará en la tradición del ciclo de romances de la Tabla Redonda, nacidos del universo druídico.

La cruz celta resume los tres mundos.

  1. El Círculo de Keugant, círculo vacío donde ningún ser, excepto Dios, puede existir; ni los vivos, ni los muertos pueden acceder, y solo las manifestaciones de Dios pueden atravesarlo.
  2. El Círculo de Abred, círculo de la Fatalidad, donde cada nuevo estado, cada nueva existencia, nace de la Muerte. Es el círculo de las migraciones que todo ser animado tiene que atravesar para llegar hasta el siguiente.

El Círculo de Gwenved, círculo de la Beatitud en el Conocimiento, donde cada nuevo estado nace de la Vida. Es el Mundo Blanco, donde todo hombre debe llegar al finalizar las migraciones.

Fuente: Bliblioteca Acrópolis.

BOTICA DE LA BRUJA
El “vendedor de humo”.
El que “vende humo” es aquel que, basándose en sus dotes verbales y en algunos trucos no muy creíbles, se exhibe ante los demás queriendo demostrar lo que realmente no sabe o no posee. El “vendedor de humo” es esa persona que hace alarde de conocimientos, talentos, experiencias o riquezas que no puede constatar, razón por la cual es alguien al que no se le debe prestar atención o, al menos, no se le debe creer. “Vender humo” es “ofrecer un producto” de escaso valor.
Esta expresión se utiliza para caracterizar a aquellas personas que no demuestran sus dichos ni con sus actos ni con nada o que proponen ciertas cosas que luego no son capaces de cumplir.
Características de los “vendedores de humo”:
1. Prometer la luna, la vida eterna en un paraíso reservado para unos pocos. Dicen tener más fuerza, longevidad, inteligencia, conocimientos, contactos o un miembro viril de un tamaño monstruoso (lo que implica que están hablando contínuamente de sexo). Todo lo que prometen es fácil de conseguir, con lo que a ti te dejan (o creen) como gilipollas. Lo importante es darle al interlocutor lo que pide, desea o necesita. Luego, claro, siempre se retiran por la retaguardia antes de cumplir lo que prometieron y, seguramente, sin nosotros habérselo pedido. Y si empiezan algún proyecto contigo (de vida, negocio, etc.) siempre te dejan más colgao que un jamón de pata negra. Digo de pata negra, porque en definitiva eres tú el que sabe y ellos son los que dicen que saben.
2. Iniciar la guerra, sembrar la duda en un colectivo hacia otras personas, provocar un malentendido o darse por súper-mega-ofendidos. Sin base alguna, claro. Pero de algún modo han de batirse en retirada antes de que se les descubra.
3. Son los mejores en todo lo que hacen. Así se venden ellos. Aunque les demuestres que están equivocados o que el camino no es el correcto y lo único que conseguirán así es pegarse la leche de su vida. O volver a pegársela, porque por norma ya se han llevado algunas. Aún así, pretenden seguir viviendo del cuento.
4. Se imponen, o lo intentan con verdadera astucia. En muchos casos y si no estamos al quite, nos van comiendo terreno hasta que se acaban instalando en nuestras vidas como si no existiese nadie más en el mundo. Porque, claro, el resto son farsantes y ellos son los más mejores del mundo mundial y parte del extranjero.
5. Lo que ellos dicen, creen o explican, siempre es la verdad absoluta e inamovible. Por tanto te hacen sentir sumido en un continuo “soy imbécil”. Y los argumentos que dan para defender sus verdades suelen ser: “ que yo lo sé”, “hazme caso” y poco más.
No os dejéis atrapar por los vendedores de humo. No os creáis inferiores a los que llegan con aires de grandeza y de soy el mejor, porque lo más fácil es que les demos 100.000 patadas. Sólo que tenemos más educación y nos callamos para no dejarles en evidencia.
Cada vez hay más “vendedores de humo” en nuestra sociedad porque es verdad que se está produciendo un cambio energético y el que no tiene argumentos válidos para justificar su no progreso, dentro de un mundo de energías, espiritualidad, caminos iniciáticos… pues no puede justificarlo de otra manera nada más que diciendo cosas que él sí se cree, pero que con el tiempo (puede costarnos más o menos) acaban saliendo a flote como mentiras por sí solas.
© Morganna Barcelona
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La magia del acebo

El Acebo o Ilex aquifolium es un árbol de hoja perenne de 1-20 metros de altura, sus hojas son de color verde oscuro y tiene espinas, Las flores son pequeñas, blancas y rosadas, posee un fragante aroma, que se siente en la base de las hojas.

El fruto es de color rojo y son bayas de 8 mm de diámetro. Cada baya contiene 4 semillas (que se encuentran en la planta, de agosto a diciembre). El hábitat del acebo: crece en bosques, parques, jardines y en las zonas de llanuras y montañas. La planta es nativa de Europa, se cultiva como árbol ornamental en América del Norte y África del Norte.

En el Ogham, el antiguo alfabeto de los irlandeses y los pictos, se decía que el acebo, o “tinne”, era “el mejor en la lucha”, ya que ayudaba a equilibrar tanto los aspectos negativos como los positivos, y siempre era señal de buena suerte, porque ayudaba a señalar la buena dirección a tomar. Para estos pueblos, el abeto era símbolo de buena suerte y fortuna, y particularmente sagrado para los druidas celtas. También se decía que una rama de acebo constituía un buen talismán para protegerse de los rayos, y una fuerte protección contra los malos espíritus. Según las tradiciones populares irlandesas, cuando se coloca una ramita de acebo bajo la almohada se ayuda a que los sueños se hagan realidad.

Relacionado con la diosa de la Tierra, Dana, el gato, el unicornio y la lanza de fuego, el acebo tiene como piedra tutelar a la popular cornalina roja. Los astrólogos lo asociamos a la parte del zodíaco comprendida entre los 15 grados de Cáncer y los casi 12 de Leo. El color con el que se asocia, igualmente, es el gris oscuro, y su flor, la ulmaria (también llamada Reina de los Prados). Entre las propiedades mágicas que se atribuyen al acebo figuran la protección, la potenciación de la sexualidad, el don de la profecía y la capacidad para hacer magia.

Se dice de aquellos que se encuentran bajo la protección del acebo que son prácticos, capaces y firmes frente a la adversidad. Gente prudente, lógica y eficiente, poseen una pronunciada buena visión para los negocios. En las relaciones son protectores y posesivos, y siempre están empeñados en una eterna búsqueda de la perfección. Poseen una enorme integridad personal y capacidad para influenciar, aunque normalmente gustan más bien de situarse detrás de la escena. Su punto más débil es su extrema sensibilidad a las críticas.

Su gran necesidad de afecto, y de atención y reconocimiento, puede volverles muy exigentes en sus relaciones personales, tanto de amistad como familiares o de amor. No asumen riesgos hasta estar seguros, pero una vez decididos nada ni nadie podrá detenerles. Poseen la capacidad para resolver problemas difíciles mediante el uso de la lógica, y requieren de un lugar tranquilo, un reducto de paz personal para tomar un respiro frecuente, o se resentirá su salud mental y física debido a los muchos enfrentamientos y responsabilidades a los que se brindan.

Parece bastante probado que, en la prehistoria, el acebo era utilizado junto con el sílex para fabricar flechas resistentes y ligeras, así como puntas de lanzas de las mismas características. La naturaleza de los protegidos por el acebo es enérgica, y se encuentra poderosamente ligada a la tierra. Como los animales, poseen un sexto sentido que les permite librarles de los peligros que les acechan, por muy poderosos o escondidos que éstos se encuentren. Sin embargo, esta cualidad les hace mostrarse y aparecer como soberbios frente a los oponentes, lo cual puede depararles más de una sorpresa (doy fe).

La gente del acebo es ambiciosa y apasionada, y gusta del prestigio social. Sabe muy bien dónde quiere ir, y no le gusta perder el tiempo en empresas mediocres. Su gran confianza en sí mismo le impulsa hacia el éxito, y no le importa esperar: se tomará todo el tiempo necesario para preparar el camino. Debe cuidar la alimentación porque tiene tendencia a padecer trastornos digestivos. Las exposiciones pictóricas y los museos le hacen disfrutar tanto como un buen paseo por el monte o por la playa.

Se dice que el acebo proporciona a sus protegidos un alma ardiente y una gran dosis de pasión. También se dice que el acebo da gusto por el poder y el dinero.., dones que no serán derrochados por estos nativos, una vez sean conseguidos.

Los druidas decoraban con acebos sus cabañas durante Giamos, el Periodo Oscuro del año, y esta planta llegó a ser el emblema de varios clanes de las tierras altas de Escocia. Un mito celta relacionado con el acebo es el relato en el que los protagonistas son Gawain, señor del roble, y El Caballero Verde, señor del acebo, donde se describe la virtud del honor. Es un árbol que ayuda a crecer interiormente, y como dicen las leyendas, no se le puede engañar o mentir, y él mismo representa el arquetipo de la sinceridad.

En muchas narraciones mitológicas inglesas y escocesas existe la figura del Rey del Acebo.

Según la sabiduría popular, este árbol se tiene que plantar en los al­rededores de la casa para protegerla de los rayos, los ladrones y la desgracia, por­que sus espinas alejan los factores negativos.

Es una de las plantas más utilizadas en la tradición céltica, ya que es muy común en el norte de Europa y en las zonas montañosas del centro y del sur.

Al tratarse de una mata perenne, es símbolo de inmortalidad, y se usa para reforzar los ri­tuales y hacerlos duraderos en el tiempo.

En el periodo de Navidad se venden coronas de acebo que pueden secarse y conservarse en las puertas como talismán contra los males.

Junto al muérdago, es una de las plantas mágicas del solsticio de invierno y por mimetismo, también de la Navidad.

El poder del acebo deriva del color verde de sus hojas, que permanece todo el año y que representa la vida eterna; de sus bayas rojas, que simbolizan la sangre del sacrificio, y de sus espinas, que ahuyentan a los malos espíritus. También es una planta asociada a la fortuna.

Partes tóxicas: Las hojas, corteza, bayas contienen ingredientes activos, no hay información disponible sobre las raíces.

Género: Masculino.

Planeta: Marte.

Elemento: Fuego.

Poderes: Protección general, protección para los rayos, suerte y magia de los sueños.

Usos mágicos:

  • Es una hierba protectora por excelencia, el acebo protege del rayo, del veneno y de los malos espíritus. Plantado alrededor de la casa, protege la casa y a quien vive en ella.
  • Si se lanza a animales salvajes, les hace tumbarse apaciblemente.
  • El agua de acebo (en infusión o destilada) se usa como pretección para los niños recién naci­dos.
  • El acebo también es un talismán para la buena suerte, sobre todo en los hombres, ya que el ace­bo es una planta “masculina”.
  • También se cuelga al­rededor de la casa para obtener bue­na suerte en Navidad.
  • En viernes, pasada la mediano­che, arran­car nueve hojas de acebo y guardarlas en un paño de algodón verde, ha­ciendo nueve nudos para unir los extremos. Póngalo debajo de su almohada y los sueños se harán realidad.
  • Dos ramas cortadas al amanecer permiten descubrir tesoros ocultos y, como amuleto funciona muy bien para proteger negocios.

Propiedades Curativas: De frutos (bayas), rojos y carnosos, parecidos a la cereza, tiene un efecto purgante y emético. Las frutas o bayas de estos árboles son algo vomitivos y también algo purgantes; por la misma causa conviene usarlos con cuidado.

Indicaciones: Como antipirético y sudorífico, en los estados febriles y gri­pales. Como calmante de los dolores de estómago e intestino. En las úlceras, cólicos y espasmos, etc. También es útil contra el agota­miento, ya que confiere vitalidad general.

Preparar 30 g. de hojas, previamente pica­das, en un litro de agua y hacer hervir dos minutos. Se toman dos o tres tazas al día, para el reuma, la fiebre y como desinfectante intestinal. También para hacer sudar, lo que ayuda a sacar haciar fuera los virus.

También se puede preparar una cataplasma con la corteza (por medio de la ebullición de la corteza con agua, hasta su reducción) y se usa para vaciar forúnculos y abscesos.

El remedio tradicional de las Flores de Bach representado por Holy (el acebo) está indicado especialmente en casos de ira causada por celos, envidias, odios o sospechas. Holy se utiliza para sentimientos muy negativos y agresivos, en donde el problema básico de la persona es la ausencia de amor. El remedio afronta la generosidad de espíritu y la apertura hacia los demás, contemplando el mundo con una perspectiva más magnánima.

© Morganna Barcelona.

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