La Wicca en la Era Moderna
El Neopaganismo, tomó fuerza como mencionamos anteriormente durante los 60’s cuando los jóvenes estaban insatisfechos con las rígidas religiones tradicionales. Estos buscaban una unión mayor con su entorno, con lo que les rodeaba, muchos buscaban una relación diferente con la divinidad, con su parte espiritual, buscaban un dios benévolo y comprensivo, no juez, ni castigador. Los movimientos sociales de la época, la apertura y mayor comunicación con el mundo por medios como el teléfono, el cine, la cultura pop, etcétera llevó a muchos a traspasar sus fronteras y encontrar en las religiones orientales el nirvana que estaban esperando.
Se encontraron con conceptos totalmente nuevos y atractivos para sus necesidades de entendimiento y amor.
Algunos otros volvieron la vista hacia dentro y se encontraron con sus propias creencias ancestrales, practicadas por sus antepasados en sus propias tierras, se encontraron con las historias de represión y violencia en contra de grupos indígenas. Por todo el mundo se dio un despertar hacia una nueva consciencia de respeto y valoración por el pasado, por la diversidad. Ahora los dioses ya no peleaban por ver cuál era el verdadero, eran uno solo, todos de diferentes razas, formas y manifestaciones, pero en su esencia y en el corazón de las personas, empezaban a ser Uno Solo. La Unidad en la Diversidad.
Así fue como la antigua historia celta, galesa, irlandesa y bretona fue saliendo de las casas de los abuelos para cobrar fuerza en los jóvenes, los antiguos lugares sagrados como Stonehenge eran estudiados por los arqueólogos, por antropólogos que pretendían reconstruir la vida de esas comunidades. Pero este surgimiento era aparente, los pobladores de estas tierras, de los pueblos franceses y de la frontera con España mantuvieron de forma férrea sus tradiciones, en parte por el aislamiento que les daba su geografía, en parte por la falta de interés por parte de los gobiernos para modernizar sus regiones, y en parte, por el ferviente nacionalismo y férreo carácter de su gente.
De este modo, los antiguos conocedores de las antiguas religiones empezaron a divulgar su saber acumulado y transmitido de generación en generación por vía oral, en forma de cuentos, leyendas, tradiciones, cantos, danzas, etc. El antiguo “paganismo” (nombre dado por los católicos a los que no practicaban su religión) resucitó de un profundo letargo, para dar paso a lo que hoy conocemos como Neopaganismo, es decir, una combinación de las antiguas ideas celtas, galesas, bretonas, entre otras, con lo que se conoce como New Age (el surgimiento de la espiritualidad de este nuevo milenio: el yoga, la meditación, el hablar de energía, el aura, la sanación, las terapias alternativas, el karma, etc.).
Ahora bien, durante este despertar, el Neopaganismo se dividió en varias corrientes, una de ellas el “Paganismo”, es decir, la creencia en los ritos antiguos sin darles más nombres a las deidades que el de Dios y Diosa, aquí los poderes y fuerzas naturales no se representan con cara alguna. Otra de las corrientes es la Wicca, que es igual al paganismo, solo que en ella estas fuerzas toman los nombres y los rostros de los antiguos dioses celtas.