HISTORIAS DE LA CATALUNYA PAGANA WICCA ☽✪☾
Yule versus Navidad.

Es un error celebrar la Navidad simultáneamente en todo el planeta. Esta es una imposición de una religión procedente del Hemisferio Norte. En el Hemisferio Norte acontece en diciembre, en el Sur en junio. La razón de ello es su relación con la duración del día y no con  el mito del nacimiento del niño Jesús que, como veremos, no nació a fines de diciembre, sino en septiembre u octubre del mundo Septentrional. La imposición de una religión ha roto la armonía de las  gentes del Hemisferio Sur en sus condiciones climáticas, solares y telúricas. En el Solsticio de verano se celebra la máxima expansión de la vida en la Naturaleza y no el nacimiento de esta promesa de la vida en la protectora apertura de una cueva de la Madre Tierra. Se les hace ir al revés a la energía que hay en su hemisferio por un mito religioso que, al fin y al cabo, tuvo que cristianizar a las poderosas fiestas paganas que en Europa se daban en aquellos tiempos. Todas las culturas que fueron conquistadas por el Imperio romano tenían sus fiestas solares, incluida la propia Roma; y con el advenimiento del cristianismo las adaptaron a  sus intereses para mantenerse y prosperar.

En Catalunya tenemos nuestras propias tradiciones, muy relacionadas con el paganismo aunque no lo parezca.

Nos vamos a centrar en la Sagrada Rueda de la Vida y los nombres celtas de sus festividades, porque son más representativas en Europa que las romanas. Y porque el tradicional calendario celta, con sus dos épocas (la de Oscuridad y la de Luz) divide los dos medios años con sencillez y naturalidad. Además se rige por el calendario de 13 meses lunares, cada cual con el nombre de una especie vegetal que florece o fructifica en esa luna. Se nombra cada una de sus lunas con el nombre de un árbol, la mayoría, o arbusto.

Yule es el término celta que se traduce por Navidad y ambos son de origen pagano. Uno druídico y el otro del paganismo de la antigua Roma. Natividad sería el cristiano, pues pretende celebrar el nacimiento, la natividad de Jesús. No confundir Navidad con Natividad.

La decoración de nuestras casas y de las calles de nuestra ciudad viene directamente del pasado pagano. En Oriente no había nieve en la población de Belén y tampoco el árbol de Navidad; pero nuestro espíritu arquetípico, en lo más profundo de nuestro psiquismo recuerda y pervive el sentir de percibir el verde perenne del abeto, del pino o del ciprés cuando los demás árboles ya están desnudos y como muertos. Y también es conmovedora la serena paz y amor que en la tradición cristiana une las figuras de la Virgen María y el Niño; que tan claramente evoca el mito de las antiguas celebraciones del culto a la diosa en Yule, con el nacimiento del Niño-Sol durante la noche más larga del año.

Aunque la noche pida ruido y diversión y muchos la celebren bailando y cantando por su aire festivo, en el fondo nos gusta un momento de silencio, de quietud y calma. La Tierra está en su momento de descanso invernal, esperando que la luz aumente y las semillas de vida puedan germinar y dar su fruto.

La cueva representa el tránsito entre nuestra conciencia ordinaria y la más profunda e interior. Por eso en la cueva del humilde pesebre es donde nace el Niño-Sol  o el Niño-Luz. Donde luce nuestro “sol interior”, nuestra espiritualidad; y en tal fecha se armoniza con la Tierra y el Astro Solar para recrear el Misterio. El misterio del “Alumbramiento de la nueva luz” y no de un bebé.

En Yule celebramos el re-nacimiento de la vida, de la luz y hace referencia a fiestas muy antiguas indoeuropeas en las que se celebraban los cambios de la naturaleza en su ciclo anual en el Hemisferio Norte. Esos cambios iban en torno a la Naturaleza-Sol, como tratándose de una pareja divina de dadores y sustentadores de la vida.

No se diferencia la Navidad de la Natividad, porque ambas celebraciones se han hecho coincidir. Míticamente se refieren al mismo fenómeno, pero religiosa y culturalmente hasta se oponen.

La palabra Yule todavía existe en algunos países como en Escocia, Noruega, Dinamarca y Finlandia. Se suele considerar actualmente el periodo festivo comprendido desde el día de Nochebuena hasta el primer día del año nuevo o Reyes.

En los círculos religiosos cristianos, desde el catolicismo hasta el protestantismo, el término Natividad es el correcto, que anuncia el nacimiento del niño Jesús y así se distancia y diferencia de navidad de origen pagano y de yule de origen claramente druídico.

Los antiguos romanos celebraban el solsticio de invierno, cuando “el sol vence a las tinieblas” y empiezan a alargarse los días. Cuando el emperador Constantino, con el edicto de Milán, declaró el cristianismo romano como religión oficial del Imperio, los romanos seguían celebrando sus tradicionales fiestas solsticiales invernales; entonces la Iglesia decidió absorber esa fiesta dándole un sentido cristiano, puesto que hasta entonces no se celebraba la Natividad del Señor “Nativitas Domini”. El sol pagano (Apolo) que vence a las tinieblas se transforma  en Cristo, y desde entonces la Navidad se corresponde con la noche del 24 al 25 de diciembre, cuando el solsticio es entre el 21 y 23 de diciembre.

En la mitología nórdica europea, el dios de la luz parte en Sanhaim (31 de octubre a 1 de Noviembre) a la Tierra del Eterno Verano (el Submundo), para preparar su renacimiento, siendo su lado oscuro coronado como rey de la mitad oscura del año. Es la época de la cabalgada de Odín. Es así que en medio de la noche más oscura del año nace la nueva luz, la promesa de vida, el niño-sol divino. Yule significa “Rueda”. Es el punto en el que la Sagrada Rueda de nacimiento/muerte/renacimiento se completa. Se celebra en el propio solsticio el 21 o 22 de diciembre según el año y es cuando se produce la ruptura de la mitad Oscura del año. Con el nuevo amanecer, el sol se eleva ya un poco más y se queda día a día un poco más en el cielo. Yule es la noche más larga del año. Para los antiguos era esperar el nacimiento del Rey Roble, el Dios Sol, el Creador de la Vida, que calentaba la Tierra helada; y la “diosa”, la Madre Tierra, que con él cuidaba y guardaba las semillas durante el otoño y el invierno en sus entrañas esperando el aumento de luz y calor para brotar y florecer.

Yule encierra en sí todos los dioses solares, las diosas madres y la “Triple diosa” (hija-madre-anciana). El mito más conocido sobre la diosa sería la relación del dios Dagda y la diosa Brighid; la divina hija, Brighid enseñó a los forjadores el arte del fuego y los secretos para trabajar el metal. La llama de Brighid, como la llama de la nueva vida, atraviesa la oscuridad del espíritu y de la mente. Mientras que Dagda con su caldero asegura que la naturaleza, siempre provea para todos los niños y criaturas del mundo.

El nacimiento del dios sol ocurre en una cueva, que representa la propia Tierra; por ello una de las actividades de Yule es construir una cueva.

En la mitología nórdica europea, el dios de la luz parte en Sanhaim (31 de octubre) a la Tierra del Eterno Verano, en el submundo para preparar su renacimiento, saliendo su lado oscuro coronado como Rey de la mitad oscura del año. Este segundo personaje queda perfectamente reflejado en la figura patriarcal de Odín con su famosa cabalgada nocturna de caza que empezaba la noche del 31 de Octubre y concluía en la propia noche del solsticio en Yule.

Para los celtas el año empezaba en la Época Oscura en Sanhaim cuando Dagda (dios de la luz, abundancia y la vida) y Morrigan (diosa de la noche, guerra y muerte) hacen el amor, permitiendo que sus dos mundos aflojen sus rígidas fronteras. Pero en tiempos anteriores a su llegada, el año comenzaba el día del solsticio con la fiesta que se llamaba “Fiesta o Noche de las Madres”. Desde los tiempos más remotos había un culto localizado a las Madres. Este culto se encontraba extendido por todos los países germánicos y celtas. Era tal su popularidad que podemos encontrar altares de sacrificios, piedras de inscripciones y exvotos dedicados a las diosas en toda Europa, sobre todo en el Bajo Rin, Colonia, Mar del Norte, Inglaterra, Italia, e incluso en Córdoba (Dedicado a Aufaniae). Las madres eran culto popular dado a que ellas tenían poder sobre la realidad inmediata, y como es normal y corriente de un interés más real.

Los nombres de las Madres son muchísimos, pero sin embargo hay una relación en común en su significado. Entre los nombres más frecuentes podemos encontrar las Alagabias “Las que lo dan todo”, Aufanias “las Generosas”, también Gabias “Las dadivosas” cuyo nombre es el mismo que la diosa Vikinga Gefjon. Otras madres dieron fuerza y éxito como Aflias “Poderosas”. Otras ofrecían sabiduría como Saitchamias y Ahueccanias, que significarían “Adivinas de Agua”. También encontramos madres con el nombre de algunos ríos sagrados. O señoras de los Árboles tales como Alatervias “Señora del Roble” o Berguiahenae “Señoras del Abedul”. Hay madres sanadoras, que ayudan en el parto, de las bodas, del hogar… También Madres que tenían poder sobre los juramentos, o con la guerra, las batallas y la muerte. Sin duda estas fiestas estaban relacionadas con la tradición de la Gran Diosa Madre, seguramente del Calcolítico europeo,  en una época anterior al patriarcado cuyo mayor exponente es el mito de Odín. “La Noche de las Madres” y Yule es la misma festividad y en ambos casos representa el nacimiento del niño-dios-sol como inicio de un ciclo de renacer tras la muerte.

 

El tronco de Yule

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El culto druídico veneraba al árbol en especies tales como fresno, roble, pino, tejo, etc., y se debía a la sacralización de todos los elementos de la naturaleza.

El árbol sagrado tenía el nombre de divino Igdrasil (Árbol del Universo), en cuya copa se hallaba el cielo, Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odín); mientras que las raíces profundas se encontraba el Submundo, Helheim, (el reino de los muertos). Los habitantes del Norte de Europa celebraban el nacimiento de Frey, dios sol de la fertilidad, adornando un árbol perenne, en la fecha del solsticio. Posteriormente con la cristianización, los cristianos tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo, pero cambiándose totalmente el significado.

En la tradición rúnica, se marcaba una pausa de 12 días que iba desde el 25 de Diciembre al 6 de Enero, durante ese tiempo todo debía detenerse. Era un tiempo sagrado que representaba la sucesión de las 12 lunas, y el propio 6 de enero la treceava. Antes de esa fecha se abatía un gran árbol perenne que se mantuviera verde todo el invierno. Para seleccionarlo se atendía a los designios sagrados del propio Odín, según unos, o a los de Morrigan, en otros. Se situaban trozos de carne al pie de los posibles candidatos y unos observadores vigilaban los  cuervos, las aves sagradas de ambas divinidades. Luego se abatía al árbol bajo del cual había estado el primer trozo de carne devorado por los cuervos. El árbol elegido por el poder celeste representaba Igdrasil (El árbol del universo) uniendo los mundos entre sí, siendo considerado del todo sagrado. Se cortaban sus ramas que eran repartidas entre los vecinos y que adornaban con ornamentos evocando la luz de la vida y la fertilidad y abundancia en el mundo (el origen del árbol de Yule). En el tronco se inscribían los deseos colectivos de la comunidad, con la certeza que éstos se harían realidad estando gravadas en su sagrada madera. Y hacia el final de Yule se cortaba y se repartía entre la gente que lo guardaba durante todo el año y que lo quemaría cada uno en la noche de Yule del año siguiente. He aquí el origen simultáneo del árbol de Yule y del tronco de Yule o de la suerte.

Con la cristianización se cuenta que san Bonifacio (680-754), evangelizador de Alemania, tomó el hacha y cortó un árbol que representaba el Igdrasil, y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne, simbolizó el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo en el mundo. Conforme pasó el tiempo, las manzanas se transformaron en esferas y otros adornos.

Después se agregó la tradición de poner regalos para los niños bajo el árbol, enviados por los Reyes Magos, Olentzero o papá Noel dependiendo de la leyenda de la región donde se encuentre. La tradición del árbol de navidad actual con los adornos actuales parece que se inició en Alemania y Escandinavia en los siglos XVI y XVII, extendiéndose a los otros países europeos.

En cuanto al tronco de Yule, ahora que la tradición del árbol sagrado de Igdrasil, no se realiza, se ha adecuado guardando el mismo significado arquetípico. Es la representación gráfica y simbólica del renacimiento del dios. Preferiblemente el tronco debía ser de pino o de roble. Tradicionalmente el tronco que se quemaba era el tronco utilizado en la celebración del año anterior o bien un pedazo de tronco del árbol de Yule que después de cumplir su función navideña, en vez de tirarlo, se guarda una parte de él para este fin. Si los que se utilizan son artificiales, se puede adquirir un tronco “nuevo” de los árboles mencionados y hacer la quema del tronco de Yule del modo tradicional.

Grava o pinta en el tronco la figura del sagrado sol, o un símbolo de la divinidad de tu corazón. La noche de Yule, prende el tronco en tu chimenea, o en una hoguera cuidando de no dañar el ambiente, diciendo las siguientes palabras: “La rueda gira, el poder arde”. Mientras ves el tronco quemarse visualiza al dios sol brillando dentro de él y medita acerca del “renacimiento”. Y debe arder a lo largo de toda la noche haciéndose o no vigilia. Tradicionalmente se hacía vigilia acompañando el renacer del dios sol a lo largo de la noche más larga del año. Es identificarse con su largo proceso de renacer. Y las cenizas resultantes se cree que traerán buena suerte al hogar donde se ha quemado.

El Tió de Nadal

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En relación con el tronco de Yule, hay otra tradición que originariamente debió surgir de esta antigua fiesta celta. Es el “Tió de Nadal” en Catalunya, Aragón y Occitània. Y esta es la que más me gusta, por la parte que me toca.

El día 24 por la noche se celebra una tradición catalana que sustituye al Papa Noel, es el “Caga Tió” o “Tió de Nadal”. Es una tradición pagana que proviene del tronco de Yule, del que ya hemos hablado.

El “Caga Tió” es un tronco con dos piernas, una barretina y una cara sonriente que se cubre con una manta y que en la noche de navidad ‘caga’ pequeños regalos a los niños.

La tradición empieza el día 8 de diciembre, esa noche se elige el tronco y se tapa con la manta, cada día hay que ir dándole de comer y beber para que nos vaya fabricando los regalitos que recibiremos el día de 24 de diciembre. El Tió no trae regalos grandes, trae regalos pequeños o caramelos.

En Nochebuena se llevará a cabo el rito que hemos estado preparando todos estos días mientras que hemos alimentado y calentado a nuestro “Tió de Nadal”. Los niños cogerán una vara y golpearán al tronco y como el Tió estará bien alimentado porque lo hemos cuidado mucho durante unos días, “cagará” debajo de la manta los regalos (originalmente eran turrones, barquillos y dulces) para los pequeños sobre todo. Aunque a veces también “caga” para los mayores… no os creáis. Mientras se le “pega” al Tió los peques de la casa tienen que cantar una de las varias canciones que hay para esta tradición.

En Catalunya se llama “Tió de Nadal”, en Aragón “Tronco de Nadal” o “Toza” y en Occitània “Cachafuòc” o “Soca de Nadal”.

Pero aún se pueden encontrar poblaciones en las que el Tió es un gran tronco que se pone a quemar en el fuego de Navidad.

También se cuenta que, a partir de su origen celta original (tronco de Yule), sufrió una evolución en la que este mágico tronco, un día cercano a la víspera de Navidad (24 de diciembre); llega a  la casa llamando a la puerta. Quien le abre la puerta y lo acoge en la casa debe cuidarle, darle calor cubriéndolo con una manta y colocándolo cerca de una fuente de calor (chimenea, estufa, calefacción) para que no pase frío y darle de comer hasta el día 24 por la noche, momento en el que se le hace “cagar” con la expresión “caga tió”. Al introducirse esta tradición en las ciudades, al no ser tan fácil conseguir un tronco, se pasó a comercializarlo. Originalmente todos eran diferentes, porque simplemente era un tronco grande al que se le pintaba como cada uno quería.

Se le da de comer pan seco, mondas de naranja, galletas y hay quienes le dan chocolatinas y dulces. También hay que darle agua para beber, porque si no le cuidamos no podrá “cagar” los regalos.

Al Tió se le hace “cagar” en Nochebuena o en Navidad, dependiendo de cada casa. Es una tradición que conserva todo un ritual tradicional. Es una ceremonia doméstica, de círculos pequeños (en casa, escuela o grupo de amigos) que consiste en recitar o cantar las canciones que antes comentaba y al acabar, golpear al tronco (suavemente, no hace falta partirlo en dos) para que este “cague”.

 

Esta es una de las canciones típicas:

“Caga Tió

ametlles i torró.

No caguis arengades

que son massa salades.

Caga torrons

que son més bons.

Caga tió

ametlles i torró

i si no vols cagar

et donaré un cop de bastó.

Caga tió !!!

“Caga tió

almendras y turrón

no cagues arenques

que son demasiado salados

caga turrones

que son más buenos.

Caga tió

almendras y turrón

y si no quieres cagar

te daré un golpe de bastón.

Caga tió!”

Versión más corta:

 Caga tió

mel i mató.

No caguis avellanes

que no ens agraden.

Caga torró

que es molt bo.

I si no cagues be

et donare un cop de bastó.

“Caga tió

miel y mató.

No cages avellanas

Que no nos gustan.

Caga turrón

Que es muy rico.

Y si no cagas

Te daré con el bastón.”

 

Como veis, es totalmente pagano. Nada que ver con el cristianismo. Una cosa más que debemos agradecer a nuestros antepasados celtas.

 Sé que mucha gente dirá que sólo son ganas de los catalanes por tener ancestros druídicos y celtas. Y más con lo caldeado que ahora está el ambiente. Pero si realmente nuestras raíces, parte de ellas, no fueran celtas… ¿tendríamos estas tradiciones? Porque nuestra Castanyada también viene de una celebración pagana y celta, no lo olvidemos.

Autoría: Morgana Barcelona, con información de distintos libros.

http://morganabarcelona.com

HISTORIAS DE LA CATALUNYA PAGANA WICCA ☽✪☾
¿Verbena de San Juan o Solsticio de Verano?

 

Son innumerables los rituales propios de la Noche de San Juan, que se conmemora la víspera del 24 de Junio

Los antiguos celtas llamaban Alban Heruin a este festival y su principal significado era el de celebrar el instante en elque el Sol se hallaba en su máximo esplendor, cuando duraba más tiempo en el cielo y mostraba su máximo poder a los hombres, y al mismo tiempo, el día en que empezaba a decrecer en el Solsticio de Invierno.

Para conmemorar y al mismo tiempo para atraer su bendición sobre hombres, animales y campos, se encendían grandes hogueras. Este festival se lo asocia a rituales destinados a obtener pareja o a conservarla.

Son innumerables los rituales propios de la Noche de San Juan, que se conmemora la víspera del 24 de Junio, pero todos giran en torno a la glorificación del fuego. De hecho, este es el festival del fuego por excelencia.

Realmente la noche del solsticio es la del 21 de Junio aunque la Iglesia la ha adaptado a la festividad de San Juan.

De igual forma, la presencia del agua es uno de los grandes símbolos de las celebraciones de San Juan que parece no tenerse en tanta consideración y que sin embargo, es una parte esencial de numerosos ritos de esta festividad.

El apelativo de “Verbena” a esta fiesta se lo dio la costumbre practicada en algunos lugares por las jóvenes casaderas de ir a recoger verbena a las doce de la noche en la víspera de San Juan, creyendo que con ello conseguirían el amor del hombre deseado por su corazón.

Otra de la creencias era que la pareja que saltaba unida la hoguera conseguía felicidad y buena fortuna.

Otra de las tantas costumbres es aquella en que las jóvenes arrojan guirnaldas trenzadas por ellas a sus amados a través de las llamas y ellos deben recogerlas antes de que caigan al fuego. Las guirnaldas se guardan como talismanes de buena fortuna y, ocasionalmente, se quemaba alguna cinta en el hogar para procurar protección de sus habitantes y animales.

Algunos grupos para finalizar las ceremonias se introducen entre las olas, comulgando por un corto tiempo con el mar y recibiendo de él toda su fuerza.

Antecedentes paganos a esta festividad es la celebración celta del Beltaine ( significa “fuego de Bel” o “bello fuego”) , que se realizaba el primero de mayo y era un festival anual en honor al dios Belenos. Durante el Beltaine se encendían hogueras que eran coronadas por los más arriesgados con largas pértigas.

  • Los druidas hacían pasar el ganado entre las llamas para purificarlo y defenderlo contra las enfermedades y rogaban a los dioses que el año fuera fructífero y solían sacrificar algún animal, para que sus plegarias fueran mejor atendidas.
  • Las fiestas griegas dedicadas al dios Apolo, se celebraban en el solsticio de verano encendiendo grandes hogueras de carácter purificador.
  • Los romanos, por su parte, dedicaron a la diosa de la guerra Minerva unas fiestas con fuegos y tenían la costumbre de saltar tres veces sobre las llamas y por entonces, se atribuían propiedades medicinales a la hierbas recogidas en aquellos días.

El Ritual de la Noche de San Juan utiliza la magia de las velas para conseguir nuestros propósitos. Está formado por un altar, seis velas con los colores del Arco Iris, una vela color marrón, una vela negra de menor tamaño, un recipiente con agua de manantial y unas hojas de laurel.

  • El altar: Es el soporte sobre el cual vamos a realizar nuestro ritual. En él encontramos un círculo que representa los hechos consumados, es decir los deseos ya cumplidos, los propósitos conseguidos. Dentro del círculo se circunscribe un heptágono, polígono de siete lados, porque el siete es el número mágico por antonomasia y simboliza los grados de perfección.
  • Las velas de colores: Las seis velas de colores representan a la luz blanca del Sol, símbolo de pureza, que al descomponerse da como resultado los seis colores del Arco Iris (rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul y violeta). A estos seis colores le sumamos el marrón de la séptima vela, color que simboliza la Tierra, madre fecunda y regeneradora, necesaria para que todo pueda nacer. Siete velas en total que en su conjunto representan nuestros deseos de luz, de pureza y de regeneración. Eso es lo que queremos conseguir, el lado bueno que nos espera representado en estas siete velas donde, una vez más, encontramos el número mágico por excelencia que nos ayudará a que el ritual sea un éxito.
  • La vela negra: Simboliza la oscuridad que procede del negro, los males que nos acosan. Es de menor tamaño y por eso se encuentra en inferioridad con respecto a la luz blanca representada en el resto de las velas. La oscuridad del negro será vencida por la claridad del blanco.
  • El agua de manantial: Según antiguas leyendas, el agua de los manantiales que utilizamos la Noche de San Juan cura los males, ahuyenta el mal de ojo, atrae juventud y belleza y contienen, además, virtudes fecundantes.
  • Las plantas: Tradicionalmente las plantas que se utilizan esa noche tienen propiedades curativas o pueden utilizarse como amuletos protectores. El laurel, además es un símbolo de victoria y ahuyenta los malos espíritus.
  • La oración: Si queremos verbalizar nuestras intenciones en esta noche podemos recurrir a estas oraciones que recogen el sentido del ritual y los fines que esperamos conseguir. Oración al encender la vela negra: “Esta vela representa la oscuridad que se inicia esta noche de San Juan y será vencida por la fuerza de la luz del Sol”. Oración al encender las demás velas y por cada una de ellas: “La luz del Sol, del Arco Iris, vencerá las tinieblas de la larga noche y todo mal pasado, presente y futuro será vencido”.Esparcimos alrededor del altar algunas gotas de agua siguiendo el sentido de las agujas del reloj de manera que cerremos un círculo completo. Luego encendemos las velas, primero la negra pronunciando la oración: “Esta vela representa la oscuridad que se inicia esta noche de San Juan y será vencida por la fuerza de la luz del Sol”. A continuación encendemos las demás velas por orden de numeración y pronunciamos la segunda oración por cada una de las velas en el momento de encenderlas: “La luz del Sol, del Arco Iris, vencerá las tinieblas de la larga noche y todo mal pasado, presente y futuro será vencido”.Nos concentramos fijando la atención en nuestro propósito y si lo deseamos escribiremos en dos hojas de papel, en una lo negativo que quemaremos con la vela negra (o en la hoguera) y en otro lo que deseamos que suceda que guardaremos hasta la próxima noche de San Juan, recordando las oraciones, pensando que todo lo malo quedará eliminado, vencido, excluido de nuestra vida. Sentimos cómo la luz que sale de las seis velas del Arco Iris se funden en el blanco purificador del Sol empujadas por la fuerza que fluye de la luz de la Tierra, luz fértil y regeneradora.
    Unidas las siete fuerzas comienzan a devorar la luz que procede del negro, de las tinieblas arrasando los males pasados, presentes y futuros. El lado oscuro que queremos destituir va sucumbiendo. Lentamente se impone la claridad. La luz domina sobre las tinieblas. El círculo se cierra, los hechos se han consumado. Visualizamos los deseos cumplidos encerrados en el círculo donde nadie nos los puede arrebatar, percibimos la alegría que nos produce caminar hacia lo saludable.
    Luego, siguiendo las costumbres ancestrales, saltamos por encima del fuego como acto que culmina el definitivo cumplimiento de nuestros propósitos. Finalmente, si no disponemos de tiempo para que las velas se consuman por sí solas, las apagamos empezando por la negra y terminando por las de colores en el mismo orden en que las encendimos. El laurel que hemos utilizado en el ritual podemos colocarlo en cualquier lugar de nuestra casa porque de él seguiremos obteniendo la protección que necesitamos.
    Con la culminación del Ritual de la Noche de San Juan hemos conseguido una vez más que la luz triunfe sobre las tinieblas, que el lado oscuro quede sepultado definitivamente bajo la espléndida luz blanca que acompaña todo lo bueno que a nuestro alrededor existe. Y ahora, alborozados, empapados de nuestros buenos deseos dejemos que nuestro ser sea capaz de rezumar y regalar la concordia y luz que hemos conseguido, al menos hasta la próxima Noche de San Juan.

Fuente: “Costumbres Paganas”

 

HISTORIAS DE LA CATALUNYA PAGANA
La Castanyada y Tots Sants: reminiscencias celtas en el calendario agrario de Catalunya
La Castanyada es una fiesta tradicional que se celebra ya desde hace XX siglos cada 31 de octubre y 1 de noviembre; así pues, no estamos ante ninguna reformulación del Halloween moderno adaptado al mundo mediterráneo, sino que se trata de una tradición propia, que por cierto comparte muchos puntos en común con esta fiesta anglo-céltica que despreciamos injustamente. Pero el punto que Los orígenes de la fiesta que sigue a la Castanyada, Tots Sants -Todos los Santos- se remontan, según Joan Soler i Amigó, a las antiguas fiestas funerarias de Europa, en cuyo caso hallamos una referencia directa a Samhain.
Esta fiesta originariamente no se dedicaba a todos los Santos, sino a todos los Dioses; y prueba de ello es la tarea que llevó a cabo el papa Bonifacio IV consagró el Panteón
(Todos los dioses) a Todos los Santos en el siglo VII. Dos siglos después, se fijó la fecha de esta festividad el 1 de noviembre, seguramente para sustituir su versión pagana de una forma no traumática para la sociedad.
Con ello sólo pretendo demostrar que lo que hoy llamamos Tots Sants es una fiesta funeraria antigua, de origen precristiano, que obedece el proceso de cristianización de las fiestas que se inició en Roma. Pero Tots Sants no es la fiesta que me interesa en particular, sino su víspera, que conserva de una forma muy curiosa una ritualística pagana típica del territorio.
 
El primer testigo oficial de la celebración ritual de la Castanyada aceptada en el territorio catalán una vez cristianizado, data del año 1033, cuando en la asamblea de Vic el obispo Oliva la incluyó dentro de las festividades aceptadas. Así pues, fácilmente se deduce que esta fiesta se celebraba antes de esa fecha, y por lo visto, de la misma forma que hasta hace pocas décadas. La Castanyada celebra, igual que Samhain o el moderno Halloween, la unión de este mundo con el Mundo de los Muertos o el Otro Mundo, y la presencia de los muertos que vagan por el mundo de los vivos durante esta noche.
El ritual reconstruccionista catalán de la Castanyada es un ritual nocturno en el que la comida y la luz tienen un papel constante. Es una fecha solemne pero no triste, como se suele vender. Igual que en el caso de Samhain, la Castanyada celebra la muerte pero también la vida que queda en este mundo, y reconoce el paso de las estaciones con el mismo respeto que una fiesta de verano.La comida en este caso, se compone de castañas, frutos secos y postres elaborados con ello. Los frutos secos y las castañas son un indicador de la próxima ausencia de fruta fresca, y se relacionan estrechamente con los muertos. Los panellets –o incluso en otras regiones los huesos de santo- dulces hechos con boniato, almendra y piñones, eran los “panes” que se ofrecían a los muertos y se comían en familia durante esa noche, una noche en la cual lo importante era mantenerse despierto para recordar con alegría a los que no están. Esa noche se encendía en el hogar o en el centro del pueblo, un fuego que servía para guiar los espíritus de los muertos para visitar a sus familiares vivos, y para tostar las castañas y frutos que se comían en el punto álgido del otoño. Como su correspondiente 1 de mayo, el 31 de octubre indica el fin de toda vida agrícola, los rebaños se guardan y ahora sólo puede venir el frío; así que esa noche es el inicio de una mitad oscura del año, y como tal hay que celebrarla con alegría, quizás desprendiéndose de ese tono triste y trágico con el que la tradición cristiana lo impregnó desde que la arrebató de los pueblos de Europa.

Enciclopèdia de la Fantasia Popular Catalana – Joan Soler i Amigó

HISTORIAS DE LA CATALUNYA PAGANA
El Tió de Nadal

Grabado del s. XVIII con niños y el Tió.

La tradición popular del Tió congrega cada día 25 de diciembre -aún dentro de la celebración del solsticio de invierno, a miles de familias que alrededor de un trozo de tronco o “soca” a la que llaman Tió, conservan una tradición que probablemente tiene raíces en un culto arbóreo de la Antigüedad.

El tió de Nadal existe, de forma documentada en Cataluña, desde el siglo XVII (aunque se dice siempre que era anterior). Esta forma de celebración es muy similar a otras celebraciones del culto invernal como la del Yul log en los países germánicos, aunque de una forma un tanto distinta. De hecho, tradicionalmente, el Tió era de encina y roble, maderas sagradas grandes conectoras de electricidad.

Hoy en día, al Tió se le pinta una cara y viste con barretina y una pipa, se le da de comer durante a partir del 8 de diciembre (fruta del tiempo) y se le cubre con una manta. La fruta va desapareciendo día a día. El día 24 de diciembre por la noche, los padres ponen dulces y pequeños regalos bajo la manta, mojan la soca con vino, dan unos bastones a los niños, y los niños golpean al tronco cantando una canción, y después levantan la manta para descubrir los regalos.

Canción del Tió (en catalán)

Caga tió -caga tió-

ametlles i torró -almendras y turrón

no caguis arangades -no cagues arenques

que són massa salades -que son demasiado salados

caga torrons -caga turrones

que són més bons -que son más buenos

Caga tió -caga tió

ametlles i torró -almendras y turrón

si no vols cagar -si no quieres cagar

et donaré un cop de bastó -te daré un golpe de bastón!


Pero el rito real no era tan inocente como este. En la antigüedad, se sabe que el tronco se quemaba del 25 de diciembre al 5 de enero, y sus cenizas e guardaban para remedios caseros y como amuleto protector. El primer fuego del año se encendía a partir de las cenizas del Tió, por lo que la llama del solsticio no se extinguía y se renovaba eternamente. Las ofrendas de comida y oraciones eran perpetuadoras del culto a los ancestros, y de conservación del núcleo familiar, y su llama recordaba los ancestros. De hecho, el ritual fue condenado por el obispo de Braga en el siglo VII (!!!). En la Provenza francesa hay una variante del rito basado en dar 3 vueltas a la casa con la soca y lo rociaba con vino caliente recitando una oración.

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Este tió tiene unos 20 años… es el que usamos en casa cada Navidad

Las celebraciones alrededor de tronco no son exclusivas de Cataluña, como ya se ha dicho, ya que son reminiscencia del culto a los árboles como encargados de nutrir la comunidad. Al mismo son una forma de culto a los ancestros, en el cual las ofrendas a la “soca” sirven para garantizar la protección de la familia durante el año siguiente. Se ha especulado sobre la naturaleza de esta celebración como antecedente de la importación probablemente germánica del “árbol de navidad”, y es muy probable que así fuera, pues su presencia enCataluña es anterior al árbol, y social y culturalmente se ve como algo más “propio”, y se ha interiorizado tanto que llega a tener una canción propia.

Desgraciadamente, el Tió no puede apenas competir con el clásico abeto de la tradición germánica, y en pocas generaciones se habrá perdido si no se hace nada al respecto. Y es algo a tener en cuenta, que con el tiempo se le haya dado una forma tan humana a lo que no deja de ser un tronco, y que se haya desnaturalizado tanto de su origen, que se haya transformado en una mera anécdota de algo que posiblemente era el origen primigenio genuino del “árbol de Navidad” en el territorio.

Enciclopedia de la fantasia Popular catalana – Joan Soler i Amigó

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