Frigg
Frigg es una de las diosas mayores en la mitología nórdica y germánica, esposa de Odín, reina de los Æsir y diosa del cielo. Es la diosa de la fertilidad, el amor, el manejo del hogar, el matrimonio, la maternidad y las artes domésticas. En las Eddas se la menciona como una de las diosas principales, junto a Freyja.
Sus funciones primordiales en los relatos de la mitología nórdica la mencionan como esposa y madre. Tiene el poder de la profecía aunque nunca relata lo que sabe y es la única que junto a Odín tiene permitido sentarse en el trono Hliðskjálf y observar sobre los nueve mundos.
Frigg también participa en la cacería salvaje, Asgardreid, junto a su esposo.
Los hijos de Frigg son Baldr, Höðr y sus hijastros son Hermóðr, Heimdall, Tyr, Vidar y Váli. Thor es mencionado en algunas ocasiones como su hermano o como su hijastro. Frigg es acompañada en ocasiones por Eir, la diosa de las curaciones. Las ayudantes de la diosa son Hlín, Gná y Fulla.
Hávamál
El Hávamál son las palabras de Óðinn, Los dichos o el Discurso del Altísimo, del Antiguo Edda o Edda Poético (Sæmund’s Edda).
Alto / Altísimo era uno de los nombres que se le daban a Óðinn. Es un conjunto de consejos que da el Dios a los hombres de su comunidad, no sólo en el aspecto del comportamiento sino en lo referente a la moral de la sociedad vikinga. Sin duda compuesto en plena era pagana, el Hávamál
es un monumental compendio de sabiduría escandinava, donde se recogen consejos varios sobre las mujeres, los amigos, conducta en los banquetes, ante los huéspedes, normas de hospitalidad, algunas aventuras de Óðinn …
Un complejo poema donde se recogen algunas costumbres vikingas y elementos de gran antigüedad, una joya de sabiduría forjada en esplendor pagano.
1- El hombre que se halla ante umbral ajeno
debe ser cauto antes de cruzarlo,
mirar atentamente su camino:
¿quién sabe de antemano qué enemigos pueden estar sentados
aguardándole en el salón?
2- ¡Salud al anfitrión! Un huésped ha entrado.
¿Dónde ha de sentarse?
Imprudente es él que ante portales desconocidos
confía en su buena suerte.
3- Fuego es necesitado por quien acaba de entrar
cuyas rodillas están entumecidas por el frío
viandas y ropa limpia aquel precisa
que ha recorrido montañas.
4- Agua, también, para que pueda lavarse antes de comer
toalla y calurosa bienvenida,
palabrases corteses, silencio respetuso
para que él pueda contar sus aventuras.
5- Ingenio necesita quien lejos viaja.
fácil resulta en casa;
El hombre de poco seso es con frecuencia objeto de risas
si se sienta en la mesa junto a los sabios.
6- De su saber un hombre nunca debe jactarse
mejor ser parco en el discurso
cuando a su casa un sabio viene:
Nunca se tiene amiga más fiel
que la mucha cordura.
7- El huésped debe ser precavido cuando llegue al banquete
que calle y escuche,
sus oídos atentos, sus ojos alerta:.
Así se protege el hombre sabio.
8- Dichoso el hombre que en su vida es favorecido
con el elogio y la estima de todos;
mal consejo a menudo es dado,
por aquellos de perverso corazón.
9- Dichoso el hombre que en tanto vive
de alabanza y saber goza;
perverso consejo se obtuvo a menudo
salido de mal corazón de mortal.
10- No hay carga mejor para hacer el camino
que la mucha cordura;
es la mejor riqueza, parece, en tierra extraña,
de la miseria protege.
11- No hay carga mejor para hacer el camino
que la mucha cordura;
es la peor vitualla para los caminos
la excesiva ansia de licor.
12- La tan buena cerveza no es para nadie
lo buena que dicen que es,
pues más y más a medida que bebe
el hombre el juicio pierde.
13- Garza llaman del olvido la que se cierne en los banquetes,
el juicio a los hombres roba;
en la hacienda de Gunnlöd preso quedé
en las plumas de ese ave.
14- Embriagado quedé, borracho estuve
allá donde Fjalar el sabio;
bien se bebió si después de la fiesta
el juicio a los hombres torna.
15- Silecncioso y reflexivo es el hijo de rey
y audaz en la guerra sea;
contento y gozoso esté todo hombre
hasta el día en que muera.
16- Espera el cretino vivir por siempre
si evita entrar en pendencias,
mas tregua poca le da la vejez,
si las lanzas sí se la dieran.
17- Abre el tonto grandes ojos al llegar de visita, farfulla o no dice palabra;
al momento luego, si se echa un trago,
ya tiene buen juicio.
18- Tan sólo sabel el que lejos viajó
y por muchos lugares anduvo
con qué juicio rige cada uno
aguda la mente él tiene.
19- No te pegues al cuerno, con tiento bebe el aguamiel,
habla si es preciso, o calla;
de torpeza nadie te acusará
si vas pronto a dormir.
20- El glotón que el juicio no sabe usar
come y arruina su vida;
de mofa sirve entre gente prudente
la panza del hombre insensato.
21- Bien saben las reses cuándo han de ir a casa,
y dejan los pastos;
pero noción ninguna el necio tiene
de cuánto en su panza cabe.
22- El hombre ruin y de mala entraña
se ríe de cualquier cosa;
mas no sabe, y lo habría de saber,:
que faltas también él tiene.
23- Un hombre inculto en vela las noches pasa
pensando en cualquier cosa;
así, está agotado al llegar la mañana,
su miseria sigue igual.
24- Un hombre ignorante cree que son amigos
los que ríen con él;
lo que no sabe es que hablan mal de él
si se sienta entre sabios.
25- Un hombre ignorante que son amigos
los que ríen con él;
he aquí lo que ve cuando pleito tiene:
que pocos hablan por él.
26- Un hombre ignorante cree saberlo todo,
si está en sitio tranquilo;
lo que no sabe es qué ha de responder
si alguno a él le pregunta.
27- Un ignorante que va entre los hombres,
mejor que se esté callado;
nadie le nota lo poco que sabe
a menos que hable en exceso.
28- Por sabio se tiene al que bien pregunta
y sabe bien responder;
nunca ocultan los hijos de los hombres
lo que entre los hombres pasa.
29- Quien nunca calla muchas estupideces dice
y necias palabras:
la lengua desatada, si no se la refrena,
suele hablar contra sí.
30- Por objeto de burla no hay que tomar a otro
cuando llega al banquete;
no sabe bien en el que en el festín se mofa,
si se burla de enemigos.
31- Por sabio se tiene si echa a correr
huésped que de otro se mofa:
juega quizás con mal enemigo
quien hace en la fiesta burlas.
32- Muchos hombres son amables entre sí
que en pugna en la fiesta entran;
discordia entre hombres siempre existirá
si huésped y huésped pelean.
33- Comida temprana debe hacerse siempre,
pero no si a festín irá;
se sienta y está ocioso quien se encuentra hambriento,
conversa le sale poca.
34- Por largo rodeo se va al enemigo,
aunque viva en el camino;
al amigo sincero atajos llevan,
por más que lejos se vaya.
35- Se debe marchar, nunca el huésped ha de estar
siempre en el mismo lugar:
lo dulce se hace odioso si se sienta largo tiempo
en los escaños de otro.
36- El Hogar es mejor, aunque sea pequeño,
en casa se es el rey;
tener sólo dos cabras y una mala cabaña
es mejor que mendigar.
37- El Hogar es mejor, aunque sea pequeñp,
en casa se es el rey;
angra el corazón de quien debe limosnear
a toda hora, la comida.
38- De las armas no hay, en el campo,
que alejarse un paso;
nunca se sabe por esos caminos
cuándo hará falta la lanza.
39- Generoso no vi ni tan buen anfitrión
que rehusara aceptar un regalo
ni tan dadivoso que hallara molesto (verso incompleto)
tener que aceptar a cambio.
40- El dinero que se ha recibido
preciso es aceptarlo,
se le guarda al querido y lo hereda el odiado.
las cosas son peor que pensamos.
41- Con armas y paños se obsequian amigos,
es siempre lo que más luce;
quien regala, quien corresponde, serán amigos más tiempo
si es que el tiempo lo permite.
42- Amigo el hombre será de su amigo,
con regalo al regalo responda;
la risa con risa se debe acoger,
mas falsedad por mentira.
43- Amigo el hombre será de su amigo,
de él y de amigo que él tenga;
mas de enemigo nuca habrá de ser
amigo del amigo.
44- Si tienes amigo en el cual confías
y sacarle provecho quieres,
ábrete a él, cambiaros regalos,
ve con frecuencia a su busca.
45- Si tienes a otro en quien no confías
mas quieres que te haga bien,
dulcemente le hablará, mas tenlo por falso;
paga doblez con engaño.
46- Lo mismo con ese en quien poco cofías
y que no le ves bien la intención:
ríe con él, pero fingiendo;
tal dádiva por su don.
47- Joven yo fui por tiempos, solo viajaba;
perdido quedé en los caminos;
me sentí rico cuando encontré a otro,
es un hombre el gozo de otro.
48- Los guerreros y los bravos son quienes mejor viven
rara vez tienen angustias;
mas el hombre cobarde de todo se asusta,
recela engaño en todo don.
49- Ropas mías les puse en el llano
a dos personajes de leña;
viriles se sintieron vistiendo así,
se avergüenza el desnudo.
50- Sécase el pino que está en un claro,
ni corteza ni agujas lo guardan;
igual con el hombre al que a nadie ama,
¿Para qué sigue él viviendo?
51- Más caliente que el fuego entre malos amigos
la paz cinco días arde;
apágase luego el sexto llegando
y toda amistad se malogra.
52- No grandes han de ser siempre los regalos,
puede el pequeño dar elogios:
con un medio pan y un algo en la copa
me hice de un fiel camarada.
53- A orilla pequeña, pequeño mar:
pequeño es juicio el del hombre;
porque no todos son de igual hechura,
a medias está toda edad.
54- De sabio el hombre lo justo tenga,
nunca sabio en exceso;
más bella es la vida de todos los hombres
que saben mucho.
55- De sabio el hombre lo justo tenga,
nunca sabio en exceso;
pues el alma del sabio rara vez está alegre
si es sabio en demasía.
56- Sabio a medias ha de ser cada uno,
nunca sabio en exceso;
su destino nadie lo prevea
y su alma no tendrá penas.
57- Fuego da el fuego hasta todo quemarlo,
llama de llama prende;
el hombre al hombre conoce por sus palabras,
por sus simplezas al simple.
58- Levántese pronto quien piense tomar
vida o fortuna ajenas:
ni lobo acostado consigue su tajada
ni hombre que duerme victoria.
59- Levántese pronto el escaso de gente
y corra a atender sus faenas;
mucho retrasa quien duerme de más;
será rico el activo.
60- Los secos troncos calcula el hombre
y la piel de abedul para el techo,
y también la leña que gasta en tres meses
y en un medio año.
61- Lavado y comido se irá a la asamblea,
aunque vaya mal vestido;
ni calzado o calzón a nadie avergüencen
ni tampoco el caballo, aunque bueno no sea.
62- Está con la cabeza agachada como un perro husmeando, cuando llega a la orilla del mar
el águila, en la antigua mar;
así el hombre se encuentra entre otros,
con pocos valedores.
63- Preguntas haga y respuestas de
quien quiera lo tengan por sabio;
lo sabido por uno no sepan dos;
si tres, lo saben todos ya.
64- Con tacto siempre el hombre avisado
se debe valer de su fuerza:
se descubre, al ir con los sabios,
que nadie es el mejor.
65- Palabras que a otro el hombre diga
casi siempre las paga luego.
66- En muchos lugares pronto era aún cuando llegué,
demasiado tarde llegaba a otros:
que cerveza no quede o que esté por hacer
mal suele encajar el enojoso.
67- Llamaríanme aquí y allá para todo banquete
si no precisara yo comer
o si dos tajadas tuviera el buen amigo
y no una que yo comí.
68- Cosa no hay mejor que el fuego, piensan los hombres
y la vista del sol
si de buena salud el hombre goza
y de vida sin tacha lleva.
69- Con algo se cuenta, aunque falte salud:
confortan a uno sus hijos,
sus parientes a éste, sus riquezas a aquél,
a otros sus obras bien hechas.
70- Mejor es vivir que ya no vivir:
la vaca el vivo la tiene;
buen fuego yo vi en la casa del rico
y a él a la puerta muerto.
71- El cojo monta a caballo, el manco guía al pastor,
el sordo en la lucha sirve;
mejor estar ciego que estar quemado.
a nadie sirve un cadáver.
72- Es útil un hijo, aunque tarde nazca
y luego que el padre murió;
tan sólo el pariente en honor del pariente
piedra en la senda erige.
73- Con uno dos pueden; por lengua cabeza cae; de mano me cuido que tapa el manto. (estrofa incompleta)
74- Agradece la noche quien confía en su avío;
al remo, apretados los puestos;
en otoño, noche insegura;
ya en cinco días el tiempo cambia,
pero más en un mes.
75- No sabe tampoco el que nada sabe
que a muchos fortuna obceca;
si rico es un hombre, pobre es el otro,
no nada hay que culpar.
76- Mueren riquezas, mueren parientes,
igual morirás tú;
la gloria tan sólo no muere jamás,
de aquel que ganársela logra.
77- Mueren riquezas, mueren parientes,
igual morirás tú;
tan sólo una cosa sé que no muere;
la fama que deja un muerto.
78- Yo vi lleno el redil de los hijos de Fjultung,
ya ahora van con bastón de mendigo:
así es la riqueza, como un parpadeo,
la menos constante amiga.
79- Si ocurre que el necio fortuna alcanza
o logra favor de mujer,
la arrogancia le crece, mas nunca su saber;
de gran presunción se llena.
80- Está comprobado: si runas consultas,
aquellas de origen divino,
las que altos poderes hicieron
y el thul supremo tiñó
mucho se gana callando.
81- Alabar el día y la noche; la mujer ya incinerada;
la espada ya probada; a la doncella ya casada;
el hielo ya cruzado; la cerveza ya bebida.
82- Con viento el árbol se tale;
en bonanza se salga a pescar;
hablar de noche a la moza:
son muchos los ojos del día;
navegar debe el barco, guardar el escudo;
herir la espada y besar la muchacha.
83- Beber, junto al fuego; patinar, por el hielo;
flaco se compra el rocín, con herrumbre la espada;
en casa al caballo se engorda y suelto al perro en el hogar.
II
(PRIMERA NOTICIA DE ODÍN)
84- Que nadie confíe en palabras de moza
ni en nada que diga mujer:
pues en rueda giratoria su corazón se creó,
con la inconstancia en el pecho.
85- De arco quebrado, de llama que arrecia,
de lobo que aúlla o corneja que grazna,
de cerdo que gruñe, de árbol sin raíces,
de ola que crece, de olla que cuece,
86- De dardo que vuela, de tromba que viene,
de hielo de un día, de serpiente enroscada,
de tratos en cama o de espada rota,
del juego del oso, o de hijo de rey,
87- de ternero doliente, de esclavo voluntario,
de buenas palabras de völva, de cadáver reciente,
88- del campo recién sembrado: que en eso nadie crea,
ni muy pronto en el hijo;
decide en el campo el tiempo y en el hijo la razón,
son dos cosas peligrosas.
89- de aquel, si lo ves, que a tu hermano mató
de mansión mal quemada, de caballo muy veloz- no sirve el corcel si se rompe una pata -,
de nada de esto seguro te fíes.
90- Pues la paz con las mujeres que hablan con falsedad es montar corcel sin bridas sobre hielo resbalante,
caballo alegre y de dos años aún mal domado,
o bogar con viento en popa en un buque sin timón,
o ir cojo tras reno en el talud de una colina en pleno deshielo.
91- Mas digo verdad, pues ambos conozco:
muda el hombre su humor con la dama;
las más bellas palabras decimos sin pensarlas,
se engaña así el juicio del sabio.
92- Bellamente hablará y le llevará regalos
quien quiera amor de dama;
alabará el cuerpo a la hermosa muchacha;
recibe amor quien ama.
93- Nadie a un hombre jamás le censure
amor que otro tenga;
conmueven al sabio, no conmueven al necio,
los rostros de amable color.
94- Nadie en un hombre censure nunca
cosa que a tantos pasa:
en tonto al sabio, así vuelve a los hombres
el ardiente deseo.
95- El espíritu sabe qué hay junto al corazón,
solo está con su amor;
no hay para el sabio dolencia peor
que el no estar contento consigo mismo.
96- Claro lo vi cuando allá entre los juncos
goces de amor me esperaba;
corazón y carne yo puse en la moza;
aunque aún no la tenía.
97- A la hija de Billing dormida hallé
clara como el sol, en su lecho;
la suerte de un príncipe hubiera yo dado
por gozar de aquel cuerpo.
98- «Pero luego a la noche, Odín, volverás,
si tratarme de amores quieres;
que de esta torpeza nadie se entere
sino sólo nosotros solos».
99- Del cierto placer me abstuve entonces
pensando que ella me amaba;
seguro creí que después gozaría
de todo su amor y favores.
100- Cuando luego volví, feroces guerreros
alerta guardia montaban
con fuego de teas y antorchas en alto.
¡Mal paso allí se me abría!
101- Ya cerca del alba de nuevo volví:
ahora los hombres dormían;
una perra sólo hallé, de la buena mujer,
atada a su cama.
102- Muchas buenas mozas, si se observa bien,
son falsas con los hombres;
claro lo vi cuando yo quise
conquistar a la insidiosa:
todas las desgracias me causó la sabia hembra,
nada logré de la dama.
III
(SEGUNDA NOTICIA DE ODÍN)
103- Alegre en su casa, festivo con huésped
y cauto ha de ser el hombre;
memorioso y locuaz, si quiere ser sabio;
lo bueno a menudo cuente.
gran estúpido se llama el que apenas puede hablar,
cosa es propia de ignorantes.
104- Visité al viejo gigante; heme aquí vivo;
apenas pude allí estar callado:
parla abundante servicio me hizo
en la sala de Suttung.
105- Con la boca de Rati camino me abrí
con ella la roca royendo:
por alto y por bajo – arriesgué la cabeza –
pasábanme sendas de trols.
106- Gunnlöd me dio a beber, sentada en su trono de oro,
del excelso hidromiel;
mal yo a ella después le pagué
su buena intención,
su sentir sincero.
107- De la bien conseguida bien me he gozado
de poco le falta al sabio;
y Ódrerir ahora en lo alto está,
en el templo del dios de los hombres.
108- Todavía quizás pudiera yo verme
allá en el reducto del ogro
de no haberme servido de Gunnlöd hermosa,
en cuyos brazos estuve.
109- Al día siguiente, fueron los trols de escarcha
a interrogar al Altísimo, en la sala del Altísimo:
que si vivo volvió con los dioses Bölverk
o si Suttung lo había inmolado.
110- Juró Odín sobre el anillo, así creo que lo hizo,
¿qué creer ahora de sus palabras?
Traicionado a Suttung dejó a su partida
y a Gunnlöd llorando.
IV
(DISCURSO DE LODDFÁFNIR)
111- Tiempo es de hechizar en el trono del thul,
a la vera del pozo de Urd;
yo vi y callé, yo vi y medité,
al habla atendí de los dioses;
de las runas oí, su poder escuché
por la sala del Altísimo,
en la sala del Altísimo.
Esto escuché que decían:
112- Te damos Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
De noche no salgas si no es a vigilar
o un lugar buscar afuera.
113- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
de una hechicera no duermas en el regazo
no te enlace con sus miembros.
114- Ella te hará que no tengas en nada
asamblea o palabra de rey,
que ni quieras comida ni trato con nadie
y todo angustiado te acuestes.
115- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
la mujer de otro nunca seduzcas
para hacerla tu amante.
116- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
Si has de viajar por montaña o por fiordo
date una buena comida.
117- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
Nunca le cuentes al hombre malo
desgracia que tengas;
porque del hombre malo nunca obtendrás
pago por tu buen deseo.
118- Ferzomente mordido he visto un hombre
por palabras de mala mujer:
la falsa palabra provocó su muerte,
un hombre en verdad sin culpa.
119- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
Si tienes amigo en el cual confías,
vete a menudo en su busca;
de zarzas se cubre y de altas hierbas
en senda que nadie pisa.
120- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
Procura ganarte al hombre bueno;
conjuros aprende siempre.
121- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
No seas tú nunca el primero en romper
con un amigo;
la pena mata al corazón si a nadie puedes decir
todo aquello que piensas.
122- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
No tengas jamás discusión ninguna
con un simio ignorante.
123- Pues del hombre malo nunca has de obtener
buena recompensa;
el hombre bueno será quien te logre
renombre y fama.
124- Por igual que un hermano tiénese aquel
al que todo se cuenta;
todo es mejor que ser mentiroso,
no es bueno el amigo que a todo asiente.
125- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te servirá, si lo sigues:
Nunca digas a un hombre peor que tú, ni tres feas palabras;
a menudo el mejor cede
cuando busca el peor pelea.
126- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
Harás un zapato o harás una lanza
sólo si son para ti;
mal hecho el zapato o la lanza torcida
y tu mal te desean.
127- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
Donde hallares maldad con maldad responde.
no des tregua al enemigo.
128- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
contento con el mal no has de estar nunca,
lo bueno alegrarte debe.
129- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
mirar hacia arriba no debes, en la lucha
-cobardes como puercos se vuelven los hombres-,
que tu mente no embrujen.
130- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
que te será bueno, si lo sigues:
Si quieres ganarte a hermosa muchacha
y conseguir su favor,
prométele y dile y cúmplele siempre:
a nadie buen trato hastía.
131- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
Se cauto, te aconsejo, mas no cauto en exceso;
sobre todo bebiendo o con hembra casada,
y en una tercera cosa, también: no te engañen los ladrones.
132- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
Nunca de un huésped te rías o burles
ni de un caminante.
133- A menudo no saben los que dentro se sientan
qué hombres serán los llegados:
nadie hay tan bueno que falla no tenga
ni tan malo que nunca sirva.
134- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
Del supremo thul jamás te rías:
es bueno a menudo lo dicho por viejo;
a menudo bien habla el talego curtido,
el que cuelga entre cueros
y entre pieles se mece
y entre tripas se orea.
135- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
No te burles del huésped ni lo eches afuera,
dale buen trato al pobre.
136- Fuerte el traveseño será que se desliza
para abrir a todos;
si limosna no das, un mal te desean,
dolor que tus miembros cojan.
137- Te damos, Loddfáfnir, buen consejo
que te ha de servir, si lo tomas
te será bueno, si lo sigues:
Cuando mucho bebieres, recurre al poder de la tierra,
de embriaguez la tierra libra, como el fuego de epidemia,
de pujo el roble, grano de trigo del mal de ojo,
de sofoco el saúco -la luna invoca contra el odio -,
de picada el brezo, de la desgracia las runas,
del vómito libra el suelo. (estrofa incompleta)
V
(HISTORIA DE LAS RUNAS DE ODÍN)
138- Sé que pendí nueve noches enteras
del árbol que mece el viento;
herido de lanza y a Odín ofrecido
-yo mismo ofrecido a mí mismo-
del árbol colgué del que nadie sabe
el origen de sus raíces.
139- Ni pan me tendieron ni cuerno de bebida;
fijo en lo hondo miré;
las runas alcé, las gané entre gritos;
caí a la tierra de nuevo.
140- Nueve conjuros del hijo de Bölthur,
del padre de Bestla, aprendí,
y también he bebido el excelso hidromiel,
derramado Odrérir.
141- Empecé así a germinar y a ser sabio,
y a crecer y sentirme bien:
una palabra dio otra, la palabra me llevaba,
un acto dio otro, el acto me llevaba.
142- Descubre las runas y aprende los signos,
las runas de mucha fuerza,
las runas de mucho poder,
que el thul supremo tiñó
y los altos poderes hicieron
y el señor de los dioses grabó.
143- A los ases Odín, a los elfos Dáin,
a los enanos grabóselas Dvalin,
a los gigantes Asvid;
yo mismo grabé las runas.
144- ¿Las sabes tú grabar? ¿Las sabes tú interpretar?
¿Las sabes tu teñir? ¿Las sabes tú probar?
¿Les sabes tú pedir? ¿Les sabes tú ofrender?
¿Les sabes tú ofrecer? ¿Les sabes tú inmolar?
145- Mejor no pedir que por todo ofrendar;
su pago la ofrenda busca;
mejor no ofrecer que en exceso ofrecer.
Así grabó Thund antes de surgir los pueblos;
allá revivió cuando vino de nuevo.
VI
(SERIE DE CONJUROS)
146- Los conjuros que sé yo que ni esposa de rey
ni hombre alguno sabe:
“auxilio” se llama uno y el que auxilio te da
en pleitos y penas y en malas dolencias.
147- El segundo sé, remedio de aquellos
que quieren ser curanderos.
148- El tercero sé, si mucho preciso
atar a mi enemigo:
sus filos le emboto a aquel mi adversario
y ni armas ni mañas le valen.
149- El cuarto sé, si preso me ponen los guerreros
y atados los miembros tengo:
yo canto el conjuro y me puedo escapar;
libres los pies se me quedan,
y de mi cuello la argolla.
150- El quinto sé, si dardo yo veo
que busca traidor a mi gente:
por recia que vuele parada la dejo,
tan sólo con mi mirada.
151- El sexto sé, si con raíz me laceran
del árbol con savia tomada:
el hechizo que a mí aquel hombre me canta
él se lo sufre y no yo.
152- El séptimo sé, si la altas llama
veo entre mis camaradas sentados en los bancos:
por mucho que arda salvarlos puedo,
tal el conjuro que canto.
153- El octavo sé, ese que siempre
útil será que se aprenda:
odio que surja entre hijos de jefe,
puedo enseguida calmarlos.
154- El noveno sé, si mi barco peligra
y lo he de salvar en la mar:
yo el viento detengo que azota las olas
y toda la mar sosiego.
155- El décimo sé, si brujas veo
que arriba están por los aires:
de manera que yo hago que descarriadas huyan
y no encuentran su propia forma
no encuentran su propio juicio.
156- El undécimo sé, si a la guerra llevo
a mi tropa de viejos amigos:
sobre mi escudo les canto y ellos con fuerza
indemnes en la lucha entran,
indemes de la lucha salen,
indemnes me regresan de ella.
157- El duodécimo sé, si veo al ahorcado
que arriba en el árbol se mece:
de manera yo grabo y las runas tiño
que el muerto se anima
y me tiene que hablar.
158- El decimotercero sé, si al nuevo guerrero debo
rociar con el agua:
no caerá él si a la guerra fuere,
lo respetan a él las espadas.
159- El decimocuarto sé, si yo entre los hombres
decir de los dioses debo:
de los Ases y Elfos sé todas las cosas,
pocos sabios lo saben.
160- El decimoquinto sé, que el enano Thjódrörir
a las puertas de Delling cantó:
con la fuerza de los ases, con la gloria de los elfos,
lo cantó a Hroptatýr con la ciencia.
161- El decimosexto sé, si quiero de mujer sabia
lograr amor y favor:
la mente dirijo de la hembra de blancos brazos
y su ánimo altero todo.
162- El decimoséptimo sé, la joven doncella
que no se me vaya.
Nunca, Loddfáfnir, tuyos serán
estos conjuros,
aunque has de saberlos,
debes ganarlos,
te urge obtenerlos.
163- El decimoctavo sé, aquel que jamás
a doncella diré ni a mujer casada
-es siempre mejor que sólo uno lo sepa;
y aquí los conjuros acaban-,
sino a aquella tan sólo que me toma en sus brazos
y también a mi hermana.
164- Ya ahora en la sala del Altísimo
los dichos del Altísimo se cantaron
para todo provecho del hombre,
para poco provecho del ogro.
¡Salud al que dijo! ¡Salud al que supo!
¡Quien algo aprendió, que lo goce!
¡Salud a los que esto oyeron!
El origen de la Navidad, del árbol de Navidad y de Papa Noel.
Origen de la Navidad
Para los Celtas, el año comienza en Samhain. Las fiestas tradicionales celtas se basan en el calendario agrícola y las estaciones del año. Pero en tiempos remotos, las tradiciones célticas se confundían con las tradiciones paganas de los países nórdicos, donde el año comenzaba el 25 de diciembre con una fiesta que se llamaba la Noche de las Madres. Sin duda, esta fiesta estaba relacionada con diversos aspectos de la gran diosa Madre, en épocas anteriores al patriarcado que se evidencia en el mito de Odín.
La noche de las Madres coincidía con una vieja celebración llamada Yule del viejo inglés jul o jolque (significa “rueda”), aparentemente por una relación con la esfera solar. Esta fiesta ha sido celebrada desde la antigüedad marcando el solsticio de invierno con numerosas manifestaciones concernientes a la abundancia. En las primeras civilizaciones humanas la importancia de Yule era obvia. Como las noches se ponían más oscuras y largas, y los días más fríos y cortos, era importante que el Sol se sintiera atraído nuevamente por la Tierra. La festividad era importante porque los mantenía en sintonía con el ciclo de las estaciones y lo festejaban como el inicio de un Año Nuevo reuniéndose con sus amigos y familiares para adorar a los Dioses y las Diosas con alegría y agradecimiento.
La rueda gira, se marca la pausa del período que muere para dar lugar a un nuevo ciclo y el dios solar Balder renace de la Diosa Frigg. El dios representaba el Sol que vuelve después de la época más oscura del año y renace en la noche más larga para traer otra vez la fertilidad y el calor a la tierra. Yule es el más celebrado de todos los Sabbats porque sus costumbres y tradiciones han invadido las culturas populares, las corrientes religiosas y la cultura en casi todos los pueblos del mundo que, de alguna manera, han festejado el regreso del Sol desde su punto más débil. El antropólogo inglés Wallis Budge afirmaba que Navidad fue celebrada por primera vez como una fiesta religiosa hace 12.000 años.
La Navidad es una festividad que nace en Babilonia, luego es llevada a Roma conocida como la fiesta de “Saturnalia” y posteriormente fue ordenada su celebración en todo el imperio en el siglo V, como un festival oficial en honor a “Jesus”. En rigor, un lindo envoltorio cristiano en donde la masa participa sin cuestionar su origen y llevándolas a un consumismo totalitario.
Conocemos como Yule o Yuletide las fiestas en celebración del solsticio de invierno que se llevaron a cabo en los pueblos germanos paganos, entre ellos los vikingos. En nórdico antiguo se conoció como júl o jól y se trataba de un festival precristiano que duraba alrededor de doce días; una fiesta dedicada tanto a la familia, a los parientes y amigos ausentes como a la fertilidad y que coincidía con el solsticio de invierno, alrededor del 21 de Diciembre.
No sabemos exactamente las fechas entre las que oscilaba; para los vikingos este festival de casi dos semanas habría estado probablemente dentro de los dos meses de su calendario que se correspondían con el final del año, desde mitad de Noviembre hasta mitad de Enero. Se trata de una celebración que se pierde en los albores del tiempo ya que las referencias históricas más antiguas alrededor de esta palabra las encontramos en los primitivos nombres germanos que designaban los meses; Jéola, que significaba “antes de Yule” y Aeftera Jéola, que significaba “después de Yule”. En nórdico antiguo parece ser que ýlir se habría referido a este periodo de tiempo y que jól habría sido el evento concreto según lo que podemos leer en el Skáldskaparmal. La lengua gótica o el inglés antiguo también comparten estas características.
No es una fiesta exclusiva de los vikingos, con sus variantes muchas sociedades paganas han dedicado celebraciones a los cambios de estación ya que la naturaleza y los hombres y mujeres en el mundo pagano formaban un vínculo indesligable. Los hombres imitaban lo que veían. Lo amaban y lo temían. Lo respetaban y lo honraban. Y dentro de estos cambios Yule es la luz y la fertilidad, es el nuevo comienzo de la vida. La importancia de los solsticios en los países septentrionales es indiscutible ya que son países en los que se viven grandes periodos de tiempo bajo el manto de la oscuridad y donde el sol hace fugaces apariciones y especialmente es en ese momento, en esos doce días alrededor del solsticio de invierno, cuando el sol está más escondido, cuando la noche es más profunda y más oscura, antes de que sol comience a dejarse ver un poco más y a hacer los días un poquito más largos.
Parecía que el sol se tomaba un descanso antes de volver a comenzar el ciclo y por ello los días de Yule eran un momento de descanso, una imitación del sol, una vez terminados los trabajos otoñales y antes de comenzar con los del siguiente año. Es por ese motivo que la festividad estaba especialmente dedicada a la fertilidad ya que se pedían buenas cosechas y prosperidad para el año que estaba a punto de comenzar y se bebía “til aar og fred”, para la paz y las buenas cosechas, una máxima en la idiosincrasia vikinga.
¿En qué consistía esta celebración? Como en casi todas las celebraciones que rodearon la vida – y la muerte – de los vikingos, Yule se celebraba con un gran sacrificio o blót que no sabemos exactamente a quién iba dirigido, aunque más que probablemente fuese a los dioses – dísir – relacionados con la fertilidad, las cosechas y la protección, como Frey y Thor. Posteriormente se celebraba un gran banquete, donde se comían los animales que se habían sacrificado y el juilskinka; el jamón de Navidad.
Los vikingos también tenían una característica muy suya para todo tipo de celebraciones, igual que no podía faltar el banquete tampoco podía faltar la cerveza. Éstos fabricaban cervezas especiales para los distintos acontecimientos (un ejemplo de ello son las bodas y su cerveza especial), y en Yule/Jól, se bebía la jólaöl (donde öl es cerveza).
Parece ser que los juegos y la diversión no habrían faltado, así como otra de las máximas de la idiosincrasia vikinga; la hospitalidad. Hemos dicho que principalmente Yule era una fiesta familiar donde se reunía la familia y dónde se recordaba a los familiares y a los amigos ausentes. De hecho, ante sus tumbas y en su memoria es donde se ponía la mesa del banquete. Por ello, se hospedaba con la máxima comodidad y cariño a los que venían – siempre con las manos cargadas de regalos, acción que sería compensada con unas manos cargadas de regalos de vuelta, otra característica vikinga, dar y recibir –; se les preparaban baños de vapor para paliar el frío de las travesías en barco, ropas secas con las que vestirse, camas mullidas, fuego y, por supuesto, comida y gran cantidad de bebida.
Era la tradición de encender el leño de Yule, un gran tronco del año anterior, que debía arder toda la noche. Es una versión “indoor” de la hoguera de Litha (el solsticio de verano, la hoguera de San Juan). Espantaba a los malos espíritus, alumbraba toda la velada de reunión y las cenizas se esparcían por los campos bajo la creencia de que así se harían fértiles y darían buenas cosechas para el año siguiente. Esta tradición es de absoluta procedencia pagana y se puede encontrar en muchas culturas europeas, no sólo en la nórdica. Hoy en día es un dulce con forma de tronco, muy similar estéticamente a un brazo de gitano de chocolate.
La cabra de Yule es uno de los símbolos escandinavos de la Navidad por excelencia que hoy en día consiste en decorar las casas con monigotes de cabras hechas de paja trenzada pero que, probablemente, remonte sus orígenes a época pagana, mucho antes incluso de los vikingos. El macho cabrío solía ser el animal que llevaba las ofrendas para los sacrificios y que en muchas ocasiones se sustituía por dos hombres ataviados con las pieles del animal y una cornamenta. Parece ser que con el tiempo disfrazarse así se convirtió en una tradición que consistía pasearse por el pueblo para hacer reír y dar sustos a la gente. Sin embargo, en sus orígenes más primitivos esta tradición debió estar ligada al dios Thor, un dios que muchos sólo asocian a la guerra o a las batallas, pero que también era el dios protector de los hombres, con influencia en el clima, las cosechas, la protección o la justicia. Thor viajaba en un carro tirado por dos machos cabríos mágicos llamados Tanngrisnir y Tanngjóstr que tenían la peculiaridad de que Thor podía cocinarlos para alimentarse y luego revivirlos cubriendo los huesos con la piel y utilizando el poder regenerador de su martillo. En el siglo XIX la cabra se convirtió en la portadora de los regalos en Escandinavia – probablemente como reminiscencia de aquella cabra que habría portado las ofrendas – y con el tiempo acabó derivando en las figuras de San Nicolás, Papá Noel o Santa Claus, que en los países nórdicos se llama Jultomten, Julenisse o Joulupukki.
El jamón de Yule era una tradición ancestral de los pueblos nórdico-germánicos, como hemos visto, ofrecer un blót (un sacrificio) a Frey, el dios de la cosecha y la fertilidad, para luego celebrar un gran banquete. Ello ha llegado hasta el día de hoy como el típico jamón de Navidad. Una cosa realmente curiosa es cómo la Iglesia lo adaptó también y lo convirtió en una prueba de auténtica conversión y fe para los judíos; los marranos – los judíoconversos o los criptojudíos, como se llamó a los judíos que se habían convertido pero seguían practicando sus rituales – lo habrían rechazado, en cambio, los conversos o nuevos cristianos lo habrían comido.
El wasselling consistía en ir de wassai por el pueblo; derivado del anglosajón “waes hael” que significa “seas sano”. Se recorría el pueblo brindando y cantando con el wassailing bowl, un recipiente de madera con el que se brindaba con las personas, e incluso con los árboles y los elementos de la naturaleza en esa celebración que pedía por la fertilidad y un próspero año nuevo. Con el tiempo se convirtió en la práctica de ir cantando canciones típicas puerta por puerta, los Villancicos, o de ir cantando a las huertas para pedir buenas cosechas.
El árbol de Yule: Se colocaba un árbol perenne en la casa – posiblemente un abeto –, que representaba el Yggdrasil, el árbol de la vida o del universo en la mitología nórdica, que adornaban y decoraban. Más que probablemente de aquí venga la tradición del árbol de Navidad.
Otra tradición era llevar a cabo una vigilia nocturna, junto a los familiares y amigos, en un gran banquete y festín esperando la salida del nuevo sol, dejar una vela encendida junto a la ventana o decorar las viviendas con muérdago, que procede del roble, un árbol muy apreciado – y utilizado – por los nórdicos.
¿Cómo se ha llegado de una festividad pagana a una de las mayores festividades cristianas como es la Navidad? Los pueblos paganos fueron muchos, no sólo los vikingos o los germanos, y antes de la llegada del cristianismo existieron otros grandes pueblos paganos como los celtas, los íberos, los griegos o los romanos.
Cuando el cristianismo comenzó a imponerse y extenderse la Iglesia se dio cuenta rápidamente de una cosa, se pueden cambiar ideas, se pueden imponer ideas, pero no se puede cambiar la tradición y no se puede cambiar el ciclo de la vida de las personas. Estos pueblos paganos no sólo celebraban banquetes y libaciones en honor a sus dioses, sus dioses eran la propia tierra, la propia naturaleza y su adoración estaba ligada a ellos y a sí mismos. Celebraban el inicio de las cosechas y su fin, celebraban los solsticios, los cambios de estación, celebraban la vida y celebraban la muerte. ¿Cómo podía la Iglesia cambiar eso? ¿Cómo podía la Iglesia imponer unas nuevas ideas, cultos y celebraciones que no tenían nada que ver con lo que estos hombres y mujeres conocían y sentían? En un alarde de absoluta agudeza la Iglesia comprendió que no podría cambiar las prácticas paganas; aunque de iure se hubiesen convertido, de facto iban a seguir siendo paganos, por ello optó por adaptar y transformar las celebraciones y festividades paganas en festividades y celebraciones cristianas.
Así, el solsticio de invierno se convirtió en la Navidad, el solsticio de verano se convirtió en San Juan, Samhain (el equinoccio de otoño) se convirtió en Todos los Santos y el equinoccio de primavera en la Pascua, por poner unos cuantos ejemplos.
Uno de estos pueblos paganos era el propio Imperio Romano, donde también se celebraba el solsticio de invierno con un significado muy similar al de los vikingos o germanos, “cuando el sol vence a las tinieblas y los días empiezan a alargarse”. Sin embargo, en el año 313 en emperador Constantino I decretaba la libertad de culto en el Imperio y el cristianismo dejaba de perseguirse a través del Edicto de Milán y en el año 380 el emperador Teodosio I promulgaba el Edicto de Tesalónica, por el cual el catolicismo se convertía en la religión única y oficial del Imperio.
Como era de esperar, el pueblo romano no se cristianizó de golpe y siguió celebrando sus festividades ancestrales, por lo que a la Iglesia no le quedó otro remedio que llevar a cabo esa estrategia de absorción de la que hablábamos, transformando las costumbres paganas dándoles un nuevo sentido cristiano. Si lo que celebraban los romanos era que el sol que vencía a las tinieblas, la Iglesia le dio un nuevo significado; El nacimiento de Jesucristo era ese sol que vencía a las tinieblas.
Y así se adaptaron todas aquellas festividades paganas de muchas sociedades relacionadas con el solsticio de invierno en la Navidad cristiana.
Ya sabemos que la Navidad es una adaptación de las fiestas paganas, pero, ¿por qué el 25 de Diciembre exactamente? Algunos autores creen que es mera coincidencia y que ese día no tiene nada que ver con el paganismo, sin embargo esta teoría carece de bastante sentido cuando somos conscientes de que ninguna otra teoría histórica avala el nacimiento de Jesús como real en esa fecha. No hay evidencias históricas que así lo confirmen.
Otros autores creen que se escogió el 25 de Diciembre para hacerlo coincidir con esa celebración pagana de los romanos del solsticio de invierno de la que hemos hablado. Éstos tenían una festividad llamada Saturnalia, en honor a Saturno, que comenzaba el 17 de Diciembre y duraba siete días. Al final de Saturnalia, el 25 de Diciembre, se celebraba el Natalis Invictis Solis o Deus Sol Invictus, el nacimiento del sol invencible dedicado al dios Apolo. Ese mismo 25 de diciembre también se celebraba la fiesta de Brumalia que coincidía con el solsticio y que estaba dedicada al dios Baco, aunque para otros este nombre significa “fiestas de invierno“, del latín bruma que significa “el día más corto“, e incluso, “invierno”, porque los brumales caían en esta estación. Durante esos días los romanos descansaban, no guerreaban, intercambiaban regalos e incluso los esclavos recibían prebendas como raciones extras de comida o, incluso, la liberación.
La palabra Navidad proviene de la palabra latina nativitas que significa nacimiento y se refiere particularmente al nacimiento de Jesucristo, sin embargo, en ninguna parte de la Biblia se menciona la fecha exacta de su nacimiento. Los romanos, al cristianizarse, adaptaron estas festividades, unas de las más importantes y que no podían quitarle al pueblo, y las convirtieron en el nacimiento de Jesús y en el día de Navidad en ese mismo 25 de Diciembre.
En el año 336 aparece por primera vez la palabra Natividad y Navidad en el calendario romano, sin embargo el consenso es poco y otros autores dicen que hay que esperar al 379. Lo que sí está claro, sea como sea, es que a partir de mediados del siglo IV dejó de nacer el Sol y comenzó a nacer Jesús.
Como hemos visto antes, estas fiestas duraban varios días. Concretamente se cree que en muchos lugares duraron esos doce días de tinieblas que mencionábamos, por lo que no es en absoluto trivial, ni casual, que si a la noche del 24 al 25 de Diciembre le sumamos esos doce días encontremos otra fecha muy cristiana y que muchos países celebran, la noche del 5 al 6 de Enero, la Epifanía, los Reyes Magos.
Origen del árbol de Navidad
Se enlaza habitualmente con una fecha fundamental en el calendario de los festejos cristianos y católicos. Sin embargo, posee lejanos antecedentes paganos. Aunque el moderno árbol de Navidad se originó en Alemania. Pero los germanos lo obtuvieron de los romanos, quienes lo obtuvieron de los babilonios y egipcios.
Su origen está en los mitos nórdicos, el árbol era el centro del universo. Para los germanos, la vegetación también estaba asociada con la agonía mortal del sol; hecho coincidente éste con las Saturnalias. Los antiguos indo-europeos observaban que hacia la mitad del invierno el sol quedaba inmóvil cerca del oriente meridional y luego se elevaba paulatinamente. A este fenómeno astronómico se lo conoció como el día del solsticio (sol detenido).
Temiendo que la oscuridad de Diciembre venciera al sol y lo ocultase, se decoraban la casa con acebo, hierba, muérdago y laurel, ya que estas hojas perennes, al seguir en el mismo estado aparente después de ser arrancadas, eran símbolo de inmortalidad. Además, se encendían leños; se hacían grandes fogatas y se prendían velas. Esta iluminación durante esa noche actuaba como una especie de magia imitativa que intentaba revivir al sol. Por lo tanto, los árboles iluminados no sólo eran símbolo de fertilidad sino de renacimiento solar.
Si bien existen varias teorías en torno al origen del árbol de Navidad, una de las más extendidas defiende que proviene especifícamente de los celtas de la Europa central, quienes empleaban árboles para representar a varios dioses. Además, coincidiendo con la fecha de la Navidad cristiana celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol. Tenía el nombre de Divino Idrasil (Árbol del Universo) y en su copa se halla el cielo y en las raíces profundas el inframundo.
Entre los años 680 y 754 d.c, San Bonifacio evangelizador de Alemania, entendió que era imposible arrancar de raíz esta tradición pagana, por lo que decidió adaptarla dándole un sentido cristiano. Fue así como cortó con un hacha un roble que representaba al dios Odín y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne simbolizaba el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas representaban el pecado original y las velas, la luz de Jesús.
Ya en la Edad Media, el leño era parte de un impuesto en productos naturales que el vasallo debía pagar a su Señor Feudal. Los cánones exigían que se pagaran productos determinados según las fechas y en evocación a rituales pasados. Así como en Pascua se exigían huevos, en Navidad se exigió un leño. Este no era un leño pequeño sino que consistía en una enorme porción de árbol. Durante la Navidad, el leño se quemaba en el hogar; acto seguido, toda la familia iba a los servicios religiosos dejando el leño encendido. Si la leña ardiente se apagaba por alguna razón, esto era presagio de desgracia.
Posteriormente, con la evangelización de esos pueblos, los cristianos tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Jesús. Se cree que el primer árbol de Navidad, tal y como lo conocemos en la actualidad, apareció en Alemania en 1605.
Lutero fué quien cambio esta costumbre entre los protestantes. Así, en lugar de quemar el leño, se le encendían velas. Dicha costumbre comenzó a difundirse en América para 1761 importada directamente de Alemania.
George III, coronado como soberano de Inglaterra, en 1762, y su mujer, la reina Charlotte, oriunda de Alemania, fueron los primeros en adornar su palacio con un abeto doméstico, aunque no fue hasta medio siglo después, cuando la buena sociedad inglesa cayó hechizada por la idea de reproducir, en sus casas, lo que sus ojos habían visto en el palacio de Windsor habitado, entonces, por la soberana Victoria y su esposo, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo. Un noble germánico que introdujo el árbol como la última moda en las navidades de la sociedad victoriana, poco después de contraer matrimonio con la Reina, en 1840.
Alberto de Sajonia (nacido en Coburgo) llevó consigo a Inglaterra la memoria de un país en el que ya, en torno al siglo XVII, se empiezan a reunir las familias alrededor de un árbol de Navidad. Es así que en aquel entonces algunas familias alemanas, después de buscar alguna excusa para que los niños salieran de casa, aprovechaban la ausencia de éstos para decorar el árbol con frutos y juguetes el mismo día 24 de diciembre.
La antigua creencia germánica era hacer un árbol gigantesco, el que sostenía al mundo y el que soportaba (esto explica la costumbre de poner luces a los árboles), en sus ramas, el peso de la luna, el sol y las estrellas. Un árbol que era, además, el símbolo de la vida ya que, en invierno, cuando casi toda la naturaleza aparecía muerta, éste no perdía su verde follaje.
Ya para 1850, por primera vez, en Nueva York comenzaron a iluminarse los árboles a gas. En España, concretamente, parece ser que la primera vez que se colocó un árbol de Navidad fue en Madrid, durante las navidades del año 1870. Y en el Vaticano en 1982 a petición de Juan Pablo II.
La decoración del árbol ha ido evolucionando hasta nuestros días pero los elementos más característicos siguen siendo la estrella (pentagrama) colocada en la cima, las esferas de colores, que al inicio fueron manzanas, las luces como iluminación divina y los lazos como símbolo de unión. A pesar de que la religión cristiana y católica lo rechazó durante muchos siglos por considerarlo un ritual pagano finalmente acabó aceptándolo y hoy en día es, sin duda, uno de los elementos más simbólicos de la Navidad.
El Papa Benedicto XVI dijo lo siguiente: “En las próximas semanas el árbol de Navidad será motivo de alegría […] Su forma en punta, su color verde y las luces de sus ramas son símbolos de vida. Además, nos remiten al misterio de la Nochebuena. Cristo, el Hijo de Dios, trae al mundo oscuro, frío y no redimido, al que viene a nacer, una nueva esperanza y un nuevo esplendor. Si el hombre se deja tocar e iluminar por el esplendor de la verdad viva que es Cristo, experimentará una paz interior en su corazón y será constructor de paz en una sociedad que tiene mucha nostalgia de reconciliación y redención”
El Origen de Santa Claus
El mito de “Santa Claus” ciertamente proviene de una transformación de los antiguos mitos nórdicos de Odín y de la fiesta de Yule a los que se le agregan varias leyendas medievales de San Nicolás de Bari, distribuyendo regalos.
Odín era un dios que vivía en una estrella. Además, tenía una larga barba blanca, con un ojo y un extraño sombrero. Los teutones creían que, después de la fiesta del sol, el 25 de diciembre, Odín cabalgaba con las almas de los difuntos hasta el 6 de enero. El ventarrón que levantaban tras su paso atraía las semillas: de esta manera fertilizaba la tierra. Relacionado con esto, se efectuaba el ritual de poner por la noche heno en las botas y zuecos bajo la creencia de que los caballos necesitaban alimento, especialmente el caballo gris de Odin, llamado Sleipnir. En lugar del heno, Odín dejaría oro.
Odín es todo poderoso y a menudo es asociado con la guerra, la brujería, la muerte, la sabiduría y casi todo lo demás que se puede atribuir a una deidad.
Cuando Odín quería viajar entre los mortales sin que se notara, asumía la apariencia de un viajero y a menudo se hacía referencia de él como “Odín el Vagabundo” representándolo como un anciano con una larga barba, de un solo ojo y un sombrero de ala ancha, llevando un bastón.
También en el solsticio, Odin se sabe que entraba en las casas a través de agujeros de fuego (chimeneas) y recompensaba a los leales del bien que luchaban contra el mal. Los niños podrían poner sus zapatos cerca de la chimenea y Odin los llenaría de dulces y golosinas.
“Odín se aventuró hasta el pozo de Mimir, cerca de Jötunheim, la tierra de los gigantes bajo la apariencia de un caminante llamado Vegtamr. Mímir, que vigilaba el pozo, para permitirle beber de éste le pidió que sacrificara su ojo izquierdo, siendo esto un símbolo de su voluntad por obtener el conocimiento”
La mitología de San Nicolás está fuertemente inspirada en el dios Odín. Por ejemplo, se representa a Odín acompañado por su caballo Sleipnir y por dos cuervos que lo ven todo, así como en numerosas representaciones de San Nicolás, éste está acompañado de su caballo y de dos pierrots negros.
Nacido en el siglo IV en Patara, ciudad del sud-oeste de la actual Turquía, Nicolás fue sucesor de su tío el obispo de Myra. Desde su niñez, Nicolás destacó por su bondad y generosidad con los más pobres, preocupándose siempre por el bien de los demás. Siendo todavía muy joven, el muchacho perdió a sus padres, presas de una epidemia de peste, y se convirtió en el heredero de una gran fortuna. A sus 19 años, Nicolás decidió dar toda su riqueza a los más necesitados y marcharse a Myra con su tío para dedicarse al sacerdocio. Allí fue nombrado obispo y se convirtió en santo patrón de Turquía, Grecia y Rusia. La figura de San Nicolás difiere bastante del actual Santa Claus, empezando por su vestimenta, ya que este vestía en muchas ocaciones de verde.
El emperador Dioclesano que reinaba entonces en toda Asia menor persiguió cruelmente a los cristianos. Ello condujo al aprisionamiento de Nicolás que fue obligado a vivir cierto tiempo en el exilio.
En 313 el emperador Constantino restableció la libertad religiosa y Nicolás pudo retomar su cargo de obispo. Nicolás murió en Diciembre entre 343 a 345 d.c seguramente víctima de persecuciones religiosas del Imperio Romano. Fue enterrado en Myra, pero sus restos fueron robados en 1087 por mercaderes italianos que los llevaron a Bari, en Italia. Puesto que esa fecha está muy próxima a la Navidad, se decidió que este santo era la figura perfecta para repartir regalos y golosinas a los niños en el Día de Navidad.
Luego de su muerte, la iglesia de Roma lo elevó a los altares y desde ahí que pasó a ser “San Nicolás o Santa Claus”, a quien todos los niños esperaban ansiosamente, para recibir los regalos en época navideña. Más tarde, este “San Nicolas” adoptó el nombre de “Papá Noel” de la raiz francesa que a su vez deriva del latín “Natalis, natal”, osea “padre de la navidad”.
Este Papa Noel trascendió hasta occidente y ya en época contemporánea, fue introducido en diversas historias que hablaban de su origen, relacionándolo con el polo norte, con la participación de gnomos y renos que lo trasladaban en su tarea de repartir “regalos” por todo el mundo.
Posteriormente, en el siglo XII, la tradición católica de San Nicolás creció por Europa, y hacia el siglo XVII emigrantes holandeses llevaron la costumbre a Estados Unidos, donde se suele dejar galletas o pasteles caseros y un vaso de leche a Santa Claus. Por cierto, como curiosidad, el nombre Santa Claus se creó a raíz del nombre del santo en alemán, San Nikolaus.
En el siglo XVII, en Holanda, era conocido como “Sinterklaas” y fue retratado como un hombre viejo con una barba larga. En este momento, Sinterklaas se asoció con la antigua fiesta pagana de Yule. En algún momento alrededor del solsticio de invierno (que está a pocos días de la Navidad moderna) Sinterklaas montaría por el cielo en su blanco caballo de ocho patas y celebraría la derrota del mal. Con los años, el caballo de ocho patas de Sinterklaas se convirtió en ocho renos voladores.
El mito llega a Norteamérica con los colonos alemanes y holandeses. San Nicolás, Sankt Niklaus o Sinterklaas se deforma en “Santa Claus” por las malas pronunciaciones, y de este personaje se desprenden connotaciones religiosas originales y forma parte, en principio, de la cultura popular y comercial norteamericana.
Los inmigrantes holandeses que fundan la ciudad de Nueva Amsterdam, después llamada New York, llevaron con ellos sus costumbres y también su santo patrono San Nicolás (Sinterklaas) cuya fiesta se celebra en Holanda entre el 5 y el 6 de diciembre.
Mas adelante, hacia 1863, el dibujante alemán Thomas Nast crea la conocida figura de gordo barbudo y bonachón, para sus tiras navideñas en Harper’s Weekly. A mediados del siglo XIX, el Santa Claus estadounidense llega a Inglaterra y de allí pasa a Francia, donde se funde con Bonhomme Noël, el origen del actual Papá Noel, quien tenía parecido físico con Santa Claus, pero vestía de blanco con vivos dorados. También a finales del siglo XIX, se crea la tradición de que Papá Noel procedía del Polo Norte y se popularizan los renos como medio de transporte de Santa Claus, a partir de un anuncio estadounidense de la Lomen Company.
El mito actual cuenta que “Santa Claus” vive en el Polo Norte y que la noche del 24 al 25 de diciembre parte en un trineo mágico y volador tirado por renos guiados por el reno Rodolfo que conoce el camino. Esta imagen tiene una fuerte influencia de Yule y de la cabalgata nocturna de Odin montando el caballo de ocho patas “Sleipnir”. El trineo de “Santa Claus” está repleto de regalos y juguetes que los niños han pedido a través de cartas. Este se desliza por una chimenea o por una ventana para distribuir los regalos si los niños han sido buenos y obedientes.
En 1920 Papá Noel apareció por primera vez en un anuncio de Coca-Cola publicado en The Saturday Evening Post. De aspecto serio, este primer Santa Claus fue creado por el ilustrador Thomas Nast, y durante algunos años Coca-Cola usó en su publicidad diferentes diseños de este personaje desarrollados por otros ilustradores.
Sin embargo fue en 1931, cuando Coca-Cola puso en marcha una campaña de publicidad y de marketing navideña siendo Santa Claus la figura principal, y para darle un empujón más, la marca decidió otorgarle los colores corporativos (rojo y blanco) los cuales siguen hasta la actualidad.
Fuente: Varios libros de mitología nórdica y celtismo.