Ritual para propiciar una situación.

Este ritual dará apertura, determina lo que deseas, le dará fuerza sin manipular.

Ingredientes:

• tela de color rosa
• Incienso de rosa
• Esencia de rosa
• Los pétalos de rosa (12)
• Milenrama (Hierba)
• Tomillo (Hierba)
• Aceite de rosa
• 2 velas de color rosa
• 1 Una vela de color rosado oscuro
• Caldero o recipiente de barro
• cuchillo para el ritual

Instrucciones:

Posiciona el altar hacia el lado oeste y cúbrelo con el paño. Enciende el incienso y rocía la zona con el incienso de rosa y la mitad de los pétalos de rosa. Unta las tres velas con el aceite de rosa, coloca dos de las velas encendidas en torno a al altar en los extremos. Enciende la tercera vela y colócala en el centro del altar. Alrededor del caldero, agrega los pétalos de rosa, el tomillo y milenrama. Dispersa las hierbas.

Traza un círculo alrededor del altar con el dedo. Con el cuchillo, talla lo que deseas en la vela (escriba) y finalmente di estas palabras:

“La vela de la energía, la vela de la vista
Dejen bien en claro mis deseos para mí en esta noche.
Energía del fuego de la vela
Entrega el verdadero deseo de mi corazón”.

A continuación, llama a los elementos de agua, diciendo:

“Elementos residentes del agua, portadores de luz,
Ayúdenme a enviar el hechizo que hago esta noche.
Siento en lo profundo de mi corazón,
Que lo que viene nos unen más fuerte”.

Apaga las dos velas de color rosa alrededor del altar, solo deja que la vela de color rosa oscuro se queme por su propia cuenta. Una vez que termine todo el ritual, limpia el altar y cúbrelo con un paño o tela de color rosado, esparce las hierbas usadas hacia un jardín o un lugar en el que haya hierbas o rasgos de la naturaleza.

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Ritual para la buena suerte.

Materiales necesarios

1 Huevo
3 cucharadas grandes de sal gorda
1 vaso nuevo de cristal

Tienes que realizar este ritual durante siete martes consecutivos. Lo primero que debes hacer es desnudarte y, a ser posible, ponerte frente a un espejo, aunque esto último no es imprescindible.

Ahora coge el huevo y ve haciéndote el pentagrama con él, de la cabeza a los pies. Mientras lo haces, puedes rezar una oración. Aunque esto no es necesario, sí resulta recomendable, puede ser la oración que tú elijas, no hay una específica.

Cuando te hayas pasado el huevo por todo el cuerpo, con mucho cuidado para que no se rompa, lo introduces en el vaso de cristal. Éste debe contener agua más o menos hasta la mitad. Añade las tres cucharadas de sal y déjalo aproximadamente una hora. Transcurrido este tiempo, échalo todo por el inodoro y tira de la cadena.

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Mujeres Brujas…

 

Brujas

Es una bruja la que tiene el poder sobre su propia vida,
la que dicta sus propias reglas,
la que no quiere rendirse ante la abnegación,
la que no conoce ninguna autoridad con una estima mayor que la suya propia
y es más fiel a sí misma que a ninguna otra abstracción.
La que no esta domada,
la que dice: “soy una bruja” tres veces en voz alta,
la que transforma la energía.

La que puede apasionarse con sus ideales, según estos van cambiando.

 

En realidad todas las mujeres que han encontrado su lugar en el mundo son brujas. Pero, ¿Quienes eran las brujas que tanto han sido temidas, odiadas y perseguidas?. ¿Qué inusuales capacidades o conocimientos poseían para ser el blanco perfecto de la histeria colectiva?

Recordemos que las brujas eran las descendientes directas de las antiguas sacerdotisas paganas adoradoras de una deidad creativa femenina.
Representaban al tercer aspecto de la trinidad sagrada femenina : la anciana sabia, y en consecuencia a la madres de los clanes de la Europa pre-cristiana.

La posición política de estas mujeres no era ni la de subordinada ni la de consorte sino que eran ellas las dispensadoras de justicia y del cumplimiento de las leyes.
A principios de la era medieval en Chester, Inglaterra, la carta magna las llama iudices de wich, es decir brujas jueces. Las ancianas de los clanes tenían en una época el poder político de la comunidad.

Con el advenimiento del cristianismo lentamente esta posición encumbrada se fue
diluyendo hasta que se revirtió totalmente.

Las comadronas conocían las hierbas para evitar la concepción, sabían como hacer dar a luz en forma natural y casi sin dolor con la ayuda de masajes que aceleraban la dilatación y pociones que amedrentaban el dolor. Esto era inconcebible para muchos, dado que desafiaba la sanción bíblica de ‘parirás con dolor’.

La iglesia medieval las detestaba por sus conexiones con el matriarcado pagano y el culto de la diosa. Se las consideraban enemigas implacables de la fe. La verdadera razón por esa hostilidad era la noción que las comadronas podían ayudar a las mujeres a manejar su destino al enseñarles los secretos de la sexualidad sagrada.

Las ancianas sabias eran temidas y rechazadas por sus habilidades de profetisas y curadoras, porque ellas representan la parte post-menopausica del ciclo vital.
Las brujas eran las custodias de la tradición de los pueblos y activaban la memoria colectiva a través de mitos, cuentos y leyendas.

Las culturas de orientación masculina rechazan el aspecto cíclico de la vida en su fase decadente, quizás sea por eso que el modelo cultural aceptado es el de la eterna adolescente.

Tal vez, a partir de ahora, cuando alguien se dirija a nosotras con sorna o peyorativamente con el epíteto de bruja, nos reste sonreír enigmáticamente sabiendo que lejos de ofendernos nos halagan comparándonos con esa raza de mujeres valientes, contestatarias, libres e indómitas.

Adriana G. Achillini