MORGANA y los cotilleos de la corte.
 
 
A veces la Historia es muy injusta, ya lo sabemos, pero con la pobre Morgana se cebaron todos los escritores medievales sólo para exaltar la figura del mítico rey Arturo. Es cierto que para enaltecer a un héroe nada mejor que relatar sus infortunios:  Ginebra, su esposa, le traicionó con su “fiel” caballero Lancelot; el hada Morgana le retuvo prisionero en la Isla de Avalón; su sobrino Mordered fue el instigador de una rebelión contra él; incluso dicen que embrujaron a su espada Excalibur. ¡Cuánta desgracia en la vida de tan noble caballero! Puede que sea verdad que tuviera una vida un tanto desafortunada o azarosa, pero no por ello creo que fuera justo que para exaltar al rey Arturo se cambiara la leyenda de Morgana, que en unos siglos pasó de ser una buena hada que lo rescata de un naufragio a una bruja promiscua y malévola que atenta en todo momento contra su vida.
Cuentan que, en su origen, Morgana era un hada del mar. Precisamente de ahí viene su nombre, Muirgein, que significa “nacida del mar”. Nació del mar, como cuentan las distintas versiones, y se sabe que vivió en la corte del rey Arturo y que años más tarde se trasladó a la Isla de Avalon, isla mítica en el mundo de las hadas.
Ahora empieza un verdadero relato de conjeturas y contradicciones.
Sabemos que a las órdenes del rey Arturo formaban la corte los doce caballeros de la Tabla Redonda, precisamente redonda para no destacar en importancia a ninguno de sus nobles. También conocemos el nombre de su mujer, la hermosa Ginebra, rubia y tremendamente cristiana, que con el paso de los años le fue infiel con el caballero Lancelot o Lanzarote. La infidelidad de Ginebra no se sabe a ciencia cierta. Parece que no ofrece duda que Lancelot estaba perdidamente enamorado de ella, y que Ginebra le correspondía en sentimientos, pero mientras algunos defienden que este amor sólo fue platónico, otros opinan que Ginebra le correspondió con alguna otra parte de su cuerpo. Tres nombres más conforman la leyenda, Excalibur, su espada;  Merlín, el sabio consejero del Rey; y Morgana, nuestra protagonista.
Aunque en un poema del siglo VII aparece la primera referencia al rey Arturo y en los siglos IX  y X se escriben unos cuentos en latín sobre él, no será hasta el siglo XII cuando se escriba la primera narración artúrica extensa. En este siglo abundan en Francia las narraciones relacionadas con el rey Arturo, que se conocerán como “ciclo Bretón”, y de este país se extendieron a Inglaterra, Gales o Irlanda. A medida que avanzaban los siglos nuevos personajes y aventuras se iban añadiendo a su leyenda, al igual que se modificaba la naturaleza de sus personajes.
La fantasía popular, el deseo de crear un héroe, fue añadiendo elementos truculentos a la historia, que ganaba en acción, pero convirtió el relato del rey Arturo en una historia llena de cabos sueltos.
Se sabe que el rey y Morgana guardaban entre sí cierto parentesco, unos mantienen que eran hermanos, otros hermanastros. Este hecho en apariencia sin importancia, puede ser fundamental ante la sospecha de que pudieron tener un hijo juntos. Nadie duda de que Morgana tuvo un hijo, Sir Mordered, pero tampoco queda claro quién era su padre. Algunas fuentes apuntan que era hijo del mismísimo rey Arturo, fruto de una relación incestuosa, y que por eso, al quedarse embarazada, abandonó la corte y se refugió en la Isla de Avalon. El odio que sentía Sir Mordered hacia el rey Arturo, que le llevó a protagonizar una rebelión contra él y fue artífice de su muerte, parece confirmarnos su origen. Para otros Sir Mordered no era hijo del rey, sino su sobrino, y no reclamaba lo que era suyo como hijo natural, sino que lo hizo por ambición.
Nunca faltan las malas lenguas cuando se trata de mujeres, y contaron algunos chismosos que Morgana tuvo varios amantes, entre ellos Sir Guindomar, otro posible padre para su hijo. Para quienes contaron esta historia éste fue el verdadero motivo de que Morgana abandonara la corte y se refugiara en la isla, donde fue a parar el rey para morir.
En los primeros poemas en verso el papel del hada Morgana era muy menor: una  hermosa y morena hada que ayudó al rey cuando éste llego en barco a las aguas de la ista de Avalon, herido de muerte en la batalla contra Sir Mordered. Con el transcurso del ciclo artúrico la personalidad del hada Morgana se complica. Cuentan que odiaba a Ginebra, y que, llevada por el odio, le confesó al rey que su mujer le era infiel. No sabemos si Ginebra era infiel, pero sí que esta confesión de Morgana fue para hacer daño al rey y desacreditar a su mujer y a los caballeros de la corte.
La relación con el sabio Merlín también es muy confusa. Si en algunos relatos el mago y ella mantuvieron relaciones y le enseñó necromancia, por eso Morgana sabía brujería, en otros el sabio conocía las astucias de Morgana y la odiaba. Entre las múltiples acusaciones que recibió Morgana se llegó a decir que le robó al rey su espada y que la embrujó, aunque no le sirvió de nada porque fue descubierta.
Pero entre tantas sospechas, calumnias y rumores, lo único que sabemos de verdad es que cuando el rey fue llevado herido a la Isla de Avalon, tres hadas llorosas y encapuchadas de negro lo recibieron con todo mimo:  Morgana o Morgan le Fay, como se le conocía; Nínive, el hada encargada de educar a Lanzarote y que sedujo a Merlín para arrebatarle sus conocimientos; y Elaine de Corbenic, que engañó a Lanzarote para llevarlo a su cama y con quien tuvo a Galahad, el único caballero que alcanzó la posesión del Grial.                 
Es posible que el lector conozca muchísimas versiones sobre Morgana y piense que mi interpretación es errónea, pero no, hay tantas historias que cualquiera puede ser verdadera. Son sólo teorías. Cuando empecé la historia de Morgana no pensaba contarles la verdad sobre su vida, porque nadie la sabe, sólo me planteaba que conocieran otras posibles “verdades”.
En cine no faltan las versiones sobre la vida del rey Arturo, y nunca falta Morgana. En Los Caballeros del Rey Arturo, aunque Ginebra era rubia y Morgana morena, encontramos a una bella y morena Ginebra, y a una rubia y astuta Morgana. La historia entre Ginebra y Lancelot es totalmente platónica, de un amor puro y una fiel Ginebra como protagonista, aunque Morgana intenta hacer creer al rey lo contrario, insinuándole al rey que hay mucho más que amistad y respeto entre Ginebra y Lancelot. Merlín desconfía siempre de Morgana, y sabe que su verdadera intención es desacreditar a los caballeros de la corte ante los ojos del rey.
Ésta es una interpretación, ahora les propongo otra.
No olvidemos otros muchos rumores que pueden dar luz a la historia. Tal vez fue Morgana la verdadera víctima de las murmuraciones, seguramente por odio. Cuentan por ahí que Ginebra la odiaba y que, cuando Morgana vivió en la corte, Ginebra le hizo la vida imposible y se opuso siempre a ella, otro de los motivos que se apuntan para que Morgana abandonara la corte. Tal vez Ginebra sí le fue infiel al rey Arturo y Morgana sólo fue quien la descubrió. Puede ser que de ahí viniera el odio entre las dos mujeres. Puede ser que todo fueran falsas acusaciones para manchar el nombre de alguien que odiamos. A esto se le llama venganza. Tal vez no fuera ella la conspiradora, sino la víctima, y más dulce y terrible fue la venganza de Ginebra, cuyos rumores cambiaron la historia.
No sé cuál es la verdadera historia de Morgana,  si es que la hay, sólo son suposiciones. Yo sólo quería que recordaran su nombre: Morgana le Fay.
Fuente: elmundodelashadas.com